¿Es Guerrero un estado fallido?

*Por Nahum Carreño Gallegos

 

El Estado de Guerrero vive bajo un descontento social que impacta en el orbe mundial, equiparable solamente a la época de la guerrera sucia, y bajo un constante temor, fundado primordialmente por aquellas personas que hacen las veces de autoridades. Lo cual refleja, que esta Entidad, donde las violaciones a los derechos humanos son parte de la dieta de las fuerzas armadas,  y donde aun existiendo una Ley para Prevenir y Sancionar la Desaparición Forzada de Personas, se dan casos como el de los 43 normalistas desaparecidos entre el 25 y 26 de septiembre de 2014, en la ciudad de Iguala de la Independencia, es el claro ejemplo de un estado de derecho fallido.

La realidad es simple, las autoridades no están funcionando, el sistema de impartición de justicia no opera con funcionalidad, lo que por consecuencia, no le da credibilidad. A esto, agreguemos que las perspectivas cambian de acuerdo al punto geométrico donde nos encontremos, y de acuerdo al nivel de imparcialidad que exista, es por eso, que muchos aseguran que estamos frente a jóvenes delincuentes y otros que solo es una muestra del descontento generalizado que existe; es por eso que también, existe una “verdad histórica” y un Dictamen del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), lo cual recalco, es un dictamen, no una sentencia.

Ahora pretendo dar una perspectiva meramente personal. Vivo en Chilpancingo – la peor ciudad capital de México – relativamente cerca de la carretera federal que lleva a la ciudad de Tixtla, por ende, llegar a la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” no me lleva más de 30 minutos. El 25 de marzo de 2010, tuve la oportunidad de asistir al LXXXIV aniversario de dicha escuela, sin embargo, el recibimiento, la calidad de los eventos culturales y el calor humano que emanaban los estudiantes, contrastaba con lo que los medios de comunicación masiva informan, la diferencia es enorme, y me quedo con el trato cálido recibido y las enseñanzas que me dejaron los normalistas, por cierto, hay extraordinarios declamadores en Ayotzinapa.

Todo esto, me lleva a parafrasear a un gran amigo y hermano, de nombre Samuel Padilla:

Mañana volverá a salir el sol, hoy simplemente con el recuerdo de los 43 atardeceres me limitan a decir que, Ustedes hagan como que nos engañan, que nosotros haremos como que les creemos. Atentamente la generación que aún cree que Chabelo es un niño.

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