Adolescente de Canadá descubre que mayas construyeron en base a la constelación y descubre una ciudad maya perdida

Adolescente canadiense descubre una ciudad maya
Lunes, 9 de mayo de 2016 – 3:36 pm

Un joven canadiense de 15 años de edad ha causado revuelo al descubrir una nueva ciudad maya a través de las constelaciones estelares. El menor se ha convertido en una pequeña estrella para la NASA, la Agencia espacial canadiense y la Agencia espacial japonesa, JAXA, según informa Le Journal de Montreal.

William Gadoury, un adolescente de Saint-Jean-de-Matha, Lanaudière, descubrió que los mayas construyeron sus ciudades en un lugar preciso basado en las constelaciones de estrellas. Las imágenes de satélite analizadas por científicos de la Agencia Espacial Canadiense y la Universidad de New Brunswick en realidad han confirmado estructuras de piedra que se asemejan a una pirámide y treinta edificios en el punto exacto identificado por Gadoury.
El editor de “Los tres códices mayas”, Franchitti Bailey, en el que William basó su investigación, lo contactó para preguntarle cómo su libro había sido fuente de inspiración. Además, al darse a conocer la historia durante el fin de semana, el muchacho manifestó su interés de participar en la Exposición Internacional de Ciencia, que se realizará el próximo año en Brasil. Hoy, “Le Journal De Montréal” publica que el joven ya tiene en donativos los 1,000 dólares que le hacían falta para realizar la expedición. El menor dijo que también sueña con visitar la zona maya en México.

Una ciudad desconocida
Apasionado de la cultura maya desde hace varios años, el canadiense analizó 22 constelaciones y se dio cuenta de que si se conecta en un mapa la posición de estas logra ubicar 117 ciudades prehispánicas de dicha cultura. Según lo publicado por “Le Journal De Montréal” ningún científico había encontrado tal correlación entre las estrellas y la ubicación de las ciudades mayas.image image image

William notó que una de las constelaciones, la número 23 formada por tres estrellas, no tenía su correlación exacta en el mapa de las ciudades mayas ya que solo existían dos. Según su teoría, tendría que haber una ciudad maya más, la 118, en un lugar recóndito e inaccesible en territorio de Belice.

Los análisis realizados con satélites por diferentes agencias espaciales internacionales han revelado que efectivamente existe una pirámide y una treintena de edificios en el lugar indicado por el adolescente, que ha tenido acceso a las imágenes obtenidas vía satélite en las que se aprecian diferentes estructuras que bien podrían ser una antigua ciudad.

“Formas geométricas, cuadradas o rectangulares, aparecen en estas imágenes, formas que difícilmente pueden ser atribuidas a fenómenos naturales”, afirma el especialista en teledetección de la Universidad de Nouveau-Brunswick, Armand LaRocque.

El mapa publicado por Le Journal Du Montreal del lugar donde se ubicaría la ciudad maya
El mapa publicado por Le Journal Du Montreal del lugar donde se ubicaría la ciudad maya
“La boca de fuego” de la cultura maya
El joven William no solo habría descubierto una nueva ciudad maya. Podría ser una de grandes proporciones, la cuarta en tamaño, a la que ha nombrado K’ÀAK’ CHI’, “boca de fuego”. Se cree que ahí hay una pirámide de 86 metros de altura y que el área total es de 80 a 120 kilómetros cuadrados.

“No comprendía por qué los mayas habían construido sus ciudades lejos de los ríos, en terrenos poco fértiles y en las montañas. Tenía que haber otra razón, y como adoraban a las estrellas, se me ocurrió verificar mi hipótesis. Me vi sorprendido y entusiasmado al darme cuenta de que las estrellas más brillantes de las constelaciones correspondían a las mayores ciudades mayas», indicó Gadoury a Le Journal.

El joven compartió este descubrimiento con la Agencia Espacial Canadiense, que proporcionó imágenes de satélite de la NASA y la JAXA, agencia japonesa.
También visitó un centenar de sitios web distribuidores de imágenes de satélite que le permitieron hacerse con imágenes que datan de 2005, año en que un gran incendio devastó la región, lo que les hizo vestigios más visibles de su ciudad perdida.
De momento, nadie se ha aventurado en la jungla en busca de la Boca de fuego. William ha presentado sus trabajos a dos arqueólogos mexicanos, pero aún no se han desplazado hasta el lugar. «Es una cuestión de dinero. Organizar una expedición resulta horriblemente caro», explica Armand LaRocque.- REDACCIÓN MULTIMEDIA

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