Crónica: “Regresaré como presidente”

mayo 5, 2018
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Por Abraham Gorostieta

Los mítines de los políticos son, por decirlo de algún modo, predecibles: camiones de acarreados llegan con gente de escasos recursos económicos, bandera en brazo, gorra, playera y todo con el logotipo del partido en turno. Tortas y refrescos para todos. Así sucedió en el mitin de Ricardo Anaya en esta misma ciudad, Playa del Carmen, los vídeos difundidos en las redes dejan constancia de ello. Lo mismo sucedió en Cozumel, en el mitin de José Antonio Meade.

Efervescencia

Pero está vez, algo era distinto. La noche anterior el candidato puntero era entrevistado en Televisa por Raymundo Riva Palacio, Leo Zuckermann, René Delgado, Denise Maerker, Joaquín López Dóriga y Carlos Loret de Mola. Ahí López Obrador decía que “la gente estaba contenta, feliz en su campaña”.
Y en efecto, el mitin, convocado a las seis de la tarde estaba repleto de personas. El lugar sería la Unidad Deportiva Luis Donaldo Colosio, un lugar donde se llevan eventos masivos como conciertos, por ejemplo, Los Tigres del Norte o peleas de box. El lugar tiene una capacidad para albergar a 8 mil personas.

Sin tortas

A las 6:15 pm el lugar estaba a reventar. Todos querían ver a López Obrador. Todos querían estar cerca de López Obrador. Escuchar lo que dijera López Obrador. El entusiasmo llegaba a niveles pasionales. ¡López Obrador una estrella de rock! A las 6:30 el lugar era intransitable, el deportivo estaba lleno a más no poder, parecía kermes, vendedores de palomitas, chicharrones, elotes, quermesitas, helados, jugos, papitas, estaban presentes y vendían. No hubo alguien que regalara nada.
Las calles aledañas al deportivo estaban llenas, un pequeño parque atrás del deportivo, estaba a toda su capacidad, las azoteas de las casas vecinas estaban repletas. Todos querían saber, oír y ver a Andrés Manuel.

El presidente

La periodista Isabel Arvide estaba ahí, pero de la entrada no lograba pasar, era mucha gente la que estaba ya antes que ella. Enojada, se retiró del mitin y publicó en sus redes que el evento sería una desgracia de tanto tumulto. El saldo del mitin fue blanco, según reportan las autoridades del municipio.
En fin, López Obrador había dicho la verdad la noche anterior en Televisa: la gente a sus mítines asiste con ganas, por ellas mismas y asiste feliz.

Todos con Amlo, de dulce, chile y manteca

“Presidente, presidente, presidente”, el grito era coreado por todos los presentes al unísono. “Presidente, presidente, presidente” repetían miles de voces esperando ver llegar a López Obrador.
En el estrado ya estaban las figuras de Maribel Villegas Canché y José Luis Pech Várguez, ambos candidatos de Morena al Senado de la República; también estaban Adriana Teissier Zavala, Mildred Ávila Vera, Jesús Pool Moo, candidatos a diputados. Rafael Marín Mollinedo, presidente estatal de Morena. Saludaban a los presentes, así, meneando la mano de un lado a otro.

9 de cada 10 candidatos de AMLO se los robó al PRI

Y entonces el ruido se hizo. López Obrador venía avanzando por el pasillo improvisado con mallas metálicas para él. Los fotógrafos aprestan las cámaras, el Facebook live recibe miles de corazones y likes, todo mundo enlazado a su propia red haciendo vídeos en vivo. Los flashazos, los “vivas”, los saludos, todos envolvían a López Obrador. Los aplausos, las pancartas, manos, cuerpos, porras, gritos, brazos extendidos. Todo era para López Obrador que saludaba a todos y que avanzaba en el pasillo acompañado de Mara Lezama, candidata de Morena al municipio de Benito Juárez.
Y subió al estrado y su pueblo se desbordó. Se desvivió por él y él por ellos. ¿Quién lo fuera a pensar? El Deportivo que se construyó gracias a que Miguel Ramón Martín Azueta, siendo presidente municipal, donó el terreno para la construcción de una cancha de fútbol en 1998 y que Carlos Joaquín González, en su calidad de presidente municipal de Solidaridad construyera y edificara la Unidad Deportiva en 2007 fuera el escenario de un mitin sin precedentes en Playa del Carmen.

Manuel Espino, experto en cambio de piel

Andrés Manuel estaba feliz, todos en Morena estaban felices. El júbilo era demasiado que ni siquiera cuidaron los detalles: Manuel Espino, el político ultraderechista expanista estaba al lado de Andrés Manuel. Manuel, viejo lobo de la política no podía creer lo visto y sacaba fotos con su celular al ver el lleno y desborde del lugar. Atrás de Andres Manuel estaba Julio Scherer Ibarra, hijo del mejor periodista mexicano de la segunda mitad del siglo XX. Julio Scherer Ibarra es el coordinador de la campaña del tabasqueño en el sureste de México. Y también estaba feliz, no hacía más que sino pasear de un lado a otro del templete para constatar el lleno masivo de quintanarroenses al lugar.

Para el ”feis”

Un poco más en las sombras pero en el templete también estaba German Martínez, expanista, y ahora devoto de Morena. Se decían cosas al oído entre los tres.
Discretos, a la sombra de todos, en las orillas estaban Antonio Cervera, empresario oscuro del Caribe que quiso hacerse multimillonario con su proyecto “Dragon Mart”. El expriista Edgar Gasca, gente cercanísima a Roberto Borge y uno de sus testaferros. Y Daniel Romero, gris personaje que gusta hacer negocios al amparo del poder.
No importaba, la atención estaba en Andrés Manuel López Obrador.

Desorbitados y desaforados ante el líder

“Les tengo muy buenas cuentas”, dijo Andrés Manuel López Obrador, y prosiguió: “En todo el país no ha ido muy bien, llenos así, como este, se repiten por todo el país”, dijo y la gente lo ovacionó. “Aquí en Quintana Roo ustedes siempre están participando, porque siempre hemos contado con el apoyo del pueblo de Quintana Roo, ganamos la presidencia en el 2006 y en 2012, y desde luego vamos a ganar por paliza en el 2018 en Quintana Roo; aquí en Quintana Roo estamos más allá de los 40 por ciento arriba. Quiero mucho a Quintana Roo”, explicó el tabasqueño y los aplausos y gritos de los presentes fueron sonoros.
El político presumió los resultados y su próxima gira para mañana, que será en Ciudad Neza, en el Estado de México y horas más tarde estará en Linares, Nuevo León.
Andrés Manuel le habló a su público, los temas de pobreza, corrupción, desigualdad, inseguridad, educación, fueron abordados uno a uno por más de una hora.

Los “beatificados” de AMLO

Prometió educación libre y gratuita para todos los estudiantes, además de ofrecer becas de 2,500 pesos a cada estudiante. A los jóvenes que trabajen, empleos como aprendices de oficios con salarios de 3200 al mes. A los maestros prometió echar atrás la Reforma Educativa. A cada cosa dicha, arrancaba loas y plausos de los asistentes.
Sobre la corrupción dijo que se terminará. “Se va a acabar la corrupción, que es el cáncer del país, sé que si acabamos con la corrupción vamos a lograr el renacimiento de México. Las noticias que llegan a otros países sobre México es sobre violencia y corrupción”, explicó para luego decir que él será el primero en recortarse el salario a la mitad e invocó al artículo 127 Constitucional que dice a la letra que nadie puede ganar más que el Presidente de México. Entonces, siguió López Obrador, “en automático el recorte presupuestal será un hecho” y sentenció: “porque siempre que hay crisis el gobierno pide que el pueblo se ajuste el cinturón, es hora de que el gobierno sea quien se ajuste el cinturón y no el pueblo”.
Prometió a los quintanarroenses traer la secretaría de Turismo al estado. Se comprometió a construir un tren bala con la ruta de Cancún-Playa del Carmen-Tulum-Calakmul-Palenque. Fue enfático con negar la privatización de las playas y los mares y que de ninguna manera se iba a privatizar el agua en Quintana Roo. Cada promesa, cada propuesta fue aplaudida por los miles de seguidores.
El tabasqueño prometió terminar con la oligarquía en México: “Se va a terminar la ‘robadera’ en México, porque son 100 familias las que controlan el país, eso se va a acabar”, y todos gritaron y mentaron madres. “No se va a endeudar al país y no va a haber gasolinazos. Y se construirán dos refinerías, una en Campeche y otra en Dos bocas, Tabasco, y sobretodo, no vamos a permitir la privatización de las costas de Yucatán y Quintana Roo para empresas petroleras”.
López Obrador dijo tener un plan de justicia laboral para todos los trabajadores, todos, jornaleros, maestros, soldados, médicos, y prometió que ellos serán quienes ganarán más.

“Regresaré como presidente”. A su entrada en el estadio esquivó un huevazo

“Regresaré como Presidente”

Pidió el voto masivo por sus candidatos, “por el bien de México”, dijo, “apóyenme con los míos para que nos vaya bien a todos” y las loas y los gritos de “sí” y “presidente, presidente, presidente” se escuchaban en todos lados. Para finalizar su evento, el tabasqueño hizo una promesa más: Regresar a Quintan Roo como presidente y poner en marcha todo lo que aquí se comprometió.
Miles de ciudadanos juraron estar con Andrés Manuel López Obrador, miles. Algo en Quintana Roo se mueve y se mueve a favor de López Obrador. Ni Ricardo Anaya, quien junto una quinta parte de personas en la misma ciudad, ni José Antonio Meade, que lo hizo sólo con cientos de personas en Cozumel pueden tener esta conexión con la gente que López Obrador sí logra. Quizá por ello, el gran historiador Enrique Krauze ha dicho que López Obrador es alguien de muy alto espectro popular, más no quiere decir, populista.

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