Nadie sabe dónde está Jesús, el temible “Chino”

agosto 24, 2018
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Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo.- “El Chino” era un joven que se las daba de hampón. Un menor de edad de casi 16 años que era adicto a la piedra y a la mota. Su fama no era la de un peligroso delincuente, más bien era un vago problemático que había enamorado a la pequeña Elisa.

La colonia Leona Vicario es una de las zonas más pobres del municipio de Felipe Carrillo Puerto. Muchos jóvenes no ocupan los domos deportivos que se construyeron en los años de gobiernos priistas que aseguraban que “el deporte los alejaría de las drogas”. Cientos de horas de discursos que repetían la misma perorata: erradicar la drogadicción de los jóvenes por decreto. A la fecha, no hay auditorias sobre cuánto dinero se ha invertido en los domos construidos en la última administración de Paoly Perera.
Jesús, “El Chino”, era un joven violento. O por lo menos así lo era con su novia, Elisa, una joven de 17 años. Ambos estudiaban en el CBTIS 72.

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El día de ayer, a las diez de la noche la pareja discutía. Lo que comenzó como un desacuerdo normal pronto subió de tono. Jesús se mostraba más y más irascible. Los vecinos de la colonia Leona Vicario, aunque quisieran ignorarlo, no podían, los gritos de Jesús sobre Elisa se escuchaban en toda la calle 60.
Elisa vivía con su pequeña hermana, varios años menor que ella y su madre. Ambas trabajaban mucho, en el caso de la madre, vendía pozole con la ayuda de sus hijas. En el caso de las hijas, ayudaban a su madre en todo y lo combinaban con los estudios. No había mujer más orgullosa de sus hijas que esta señora, quién al ver que la pelea de los jóvenes no acababa, decidió intervenir. Su madre sabía que algo no andaba bien pero era hora de terminar con los gritos e insultos. Nunca imaginó el terrible desenlace.
Jesús la atacó a sangre fría, y como reza el famoso título de la novela de Truman Capote, el novio no se tocó el corazón para apuñalar a la señora varias veces y a su novia, a quien dejó moribunda para después darse a la fuga.

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Fueron las amigas, las alumnas y las vecinas de esta familia las que se organizaron de manera genuina y convocaron a todos a realizar una protesta pacífica frente a las puertas del Centro de Bachillerato tecnológico 72. A la cita acudieron alumnos del Conalep, y de la propia colonia Leona Vicario.
En su mayoría mujeres, exigían una sola cosa: Justicia.

“Justicia, eso es todo lo que exigimos. Justicia. Que se entregue, porque él sabe que él fue, él es el asesino, exigimos justicia. Él lo sabe, hay testigos”, dice una de las vecinas de la familia.
Y entonces las mujeres hablan, con miedo, exigen: “Que no quede impune este crimen. No porque seamos pobres no nos hagan caso. No queremos que ellos paguen dinero para salir de los problemas. Que a la gente pobre no le hagan caso. Queremos justicia, si no, nosotros la tomaremos con nuestras manos”, fue la advertencia a una autoridad que no se digno a enviar a nadie del Ayuntamiento a acompañar a las víctimas y dolientes.
Los jóvenes del CBTIS 72 organizaron todo. Las compañeras de Elisa y su hermanita se solidarizan con su amiga. Compraron café, pan, galletas. “Estamos aquí para nuestros amigos”, dice una de ellas que se niega a dar su nombre por temor. Otra, exige paz y dice que “están de luto”. Describen a Elizabeth como una persona llena de vida, de ilusiones y con un futuro por delante.
“A los prefectos no se les permite la revisión de mochilas porque se argumenta que se atenta contra los jóvenes”, denuncia una de las compañeras. Jesús llevaba el arma en la mochila y con ella mató a dos mujeres.
Según los datos más recientes difundidos por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) de la Secretaría de Gobernación durante los primeros seis meses de 2018, 387 asesinatos fueron identificados por las fiscalías y procuradurías estatales como feminicidios, esto es, 64.5 al mes y 2.1 cada día.
Los datos son demoledores. En México, cada 24 horas, dos mujeres son asesinadas en situaciones que, por su gravedad, la autoridad clasifica como feminicidios.

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Una hermana de las víctimas invita al funeral de Elizabeth y su madre. No hay un lugar en dónde hacer el funeral. La autoridad tiene la casa de las víctimas en calidad de investigación por lo cual Elisa y su madre serán veladas en la calle 60.
Hasta ahora Jesús sigue prófugo, nadie sabe nada de él, parece que se lo trago la tierra.

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