Relámpagos de fuga Los poderes poéticos de Bacalar

septiembre 18, 2018
por

Arturo Mendoza Mociño

Tania Sol Portillo Martínez es una de esas heroínas culturales que engrandecen la existencia humana en Quintana Roo. Como sus pares, aquellos que apuestan porque los mejores dones de la civilización, la ciencia y la cultura, sean de uso cotidiano entre todas las personas, Tania ha llevado sus deseos, sueños e ideas culturales al límite.
El “no se puede” no forma parte de su vocabulario. Menos el “quizás”. Quiso que la poesía saliera del confinamiento de los libros y esparció versos por doquier y, en su natal Bacalar, ha consolidado la plataforma Bacalarte con 100 murales repartidos en toda la comunidad en alianza perfecta con el color, la palabra y el arte.
Ahora mismo prepara las primeras rutas culturales para revelar a los visitantes todo el arte al aire libre que existen en el pueblo mágico de Bacalar al que Tania ha sumado más magia porque ella insiste que, en todos lados, hay escritores que quieren expresarse y poetas que aún no saben que tienen el don de la palabra.
Con sus actividades, donde participan artistas plásticos, poetas y ciudadanos, está creando comunidad y, poco a poco, vuelve cotidiana la creación de todo tipo. Por ideas no para. Quiere hacer una Cueva del Arte, un centro cultural que tenga alberca, pozo de los deseos para realizar propuestas de matrimonio, lecturas de poesía y exhibición de lienzos. También, revela, contará con residencias artísticas para creadores.
Tania me cuenta todos sus planes con la alegría del que decreta sus próximos triunfos y orgullos. En los coloridos sillones del Hotel Photo Blue la veo otra vez como aquella niña precoz al que el poeta sandinista Ernesto Cardenal llamó “ángel terrenal” porque a sus once añitos ya escribía colaboraciones para el Diario de Quintana Roo, iba solita por el pago de esas colaboraciones a Chetumal y ganaba premios literarios a diestra y siniestra.
Tania Sol Portillo Martínez leía su obra poética en Calkiní, Escárcega, Isla Mujeres y tantas ciudades más que se parecen a un collar de perlas de satisfacción. En sus poemarios Los valores en poesía y De todos y de nadie se le encuentra de cuerpo completo. En el poema “Cielo azul” está su credo: “La tarde quiere ser poeta, escribe a pausas sus pensamientos, sus recuerdos inolvidables”.
La poeta es ahora la anfitriona de las artistas plásticos Antonio Espinosa, Morfe Destousse y Gloria Soraya Cuevo, quienes se encuentran ahora en Bacalar realizando varios murales que se sumarán a la plataforma Bacalarte. Luego, como las nubes y las aves, vendrán más creadores para seguir aterrizando varios de sus sueños porque la hija de Alfonso Portillo Rodríguez y Yolanda Martínez Molina sigue creyendo que, con la ayuda de la poesía o del arte, cualquier espacio es perfecto para expresar amor.
Y al recorrer las calles de Bacalar uno lo constata y lo disfruta. Y como ocurre con tantos, uno ya no quiere volver a su casa de tan bien que se la pasa uno por acá, entre poesía, arte y los siete colores que irradia la Laguna de Bacalar.

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