Raúl Martins, el espía que sedujo a Borge y otros priistas

diciembre 1, 2019
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Roberto Borge, con un vaso de whisky en una mano y una sonrisa instalada en la cara, baila al ritmo de una cumbia en la pista de un salón cercano al Centro de Convenciones del paradisiaco Cancún. Es una calurosa noche de primavera en 2010 y el joven licenciado en Administración de Empresas es el anfitrión de una lujosa fiesta que lo celebra como candidato del PRI al gobierno de Quintana Roo, donde su partido nunca ha perdido una elección estatal.

La guayabera blanca contrasta con el rostro enrojecido que delata su ligera embriaguez. Roberto Borge, de apenas 31 años, saluda efusivamente a sus invitados y agradece su asistencia. No es para menos: la celebración es, en realidad, una cena de recaudación para financiar su campaña electoral. Un centenar de personas atestiguan el convite.

Cada entrada cuesta mil euros, pagados voluntariamente por amigos y familiares, como su tío, el exgobernador Miguel Borge Martín, o su primo, el empresario Kamel Nacif Borge, acusado de tortura por la periodista Lydia Cacho. Pero en el salón hay un hombre que donó y que donará mucho más que mil euros a la campaña de “su queridísimo amigo”: el exespía argentino y conocido zar de la prostitución forzada en Cancún, Raúl Martins.

Su cercanía es tal que aquella noche, Raúl Martins, con un fino traje italiano negro, cruza la pista, toma a Roberto Borge de los hombros y le da un efusivo abrazo. Hay confianza entre ellos. Mejor dicho: complicidad.

Una de las invitadas contará años después que “Beto” era, desde hace años, un cliente frecuente de Raúl Martins, quien lo trataba como rey a cambio de protección. La mujer que, aquella noche, viste un entallado vestido azul que combina con un pañuelo rojo, observa desde el fondo del salón. Memoriza esa cena que es clave para entender esta trama de sexo, corrupción y poder.

“¡Mi querido amigo! ¡El próximo gobernador del estado!”, grita el argentino y los asistentes aplauden. Tendrá razón: Roberto Borge ganará cuatro meses después la elección y gobernará la entidad entre 2011 y 2016.

Lo que no saben es que el entramado de protección que se brindan mutuamente no resistirá el paso del tiempo: en 2017, el priista será detenido, y encarcelado, por corrupción y lavado de dinero, mientras que Raúl Martins caerá dos años más tarde que su amigo, por trata de personas.

Pero eso será después. Por ahora, los dos se abrazan y lucen como los reyes del mundo. Cada uno ocupa un lado de la misma moneda: poder político y poder económico.

Lorena, la mujer del vestido azul y acompañante del exespía argentino, recordará en 2019 esa noche con una contundente oración que secunda un empresario cancunense que también asistió a la cena: “El PRI era el guardaespaldas de Raúl Martins”. Ambos, Lorena y el empresario, cuentan a EMEEQUIS la historia que les tocó atestiguar. Las huellas de corrupción y abuso de poder que fue dejando el espía que sedujo a Roberto Borge también quedaron plasmadas en expedientes judiciales de Argentina y México.(REPORTAJE COMPLETO EN EMEEQUIS)

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