Penales federales fleta un avión para traer un solo preso a Chetumal, a Santos Suárez Landeros miembro de la comitiva

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Chetumal.- Como todo un artista fue trasladado en aeronave de un penal del centro del país a Chetumal al homicida Santos Suárez Landeros quien en 2013 asesinó a su patrón por 10 mil pesos por orden de la esposa del chatarrero.

 

La nave de Aerolitoral SA de CV arribó a las 14 horas en Chetumal ya que Suárez Landeros extrañaba el queso de bola, como único pasajero, para tan espectacular y costoso traslado, solo superado por el gasto millonario que hizo Andrés Manuel López Obrador al tener 2 aviones de Vivaereobus sobrevolando por tres horas el aeropuerto de Santa Lucía para aterrizar sin pasajeros.

 

El espectacular gasto pagado por los contribuyentes fue ordenado por un juez federal mediante un amparo que ganó Suárez Landeros y que no fue combatido a tiempo por la dirección de penas y medidas de Chetumal.

 

Suárez Landeros pertenecía a la Comitiva que controlaba el CERESO junto con su jefe Heriberto y una decena más de presos, que en 2017 por una revuelta fueron trasladados a Oaxaca y que hoy están regresando gracias a amparos y Suárez es el primero.

 

La nave regresó sin ningún reo a la Ciudad de México. No fue aprovechada para hacer traslados.

 

*Historia de Santos Suárez Landeros publicado en 2013 por el portal Periodistas de Quintana Roo*

 

 

La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) confirmó que el comerciante de chatarra chetumaleño Alejandro Ambriz Beltrán fue asesinado por su empleado Santos Suárez Landeros, a petición de su esposa, Hilda Carrillo Arias, quien quería quedarse con los bienes del empresario y hasta le pagó al autor material del crimen, de quien, además, era amante.

Como informó Por Esto! de Quintana Roo en su edición del domingo, Hilda Carrillo Arias y Santos Suárez Landeros están detenidos como presuntos asesinos del comerciante chetumaleño Alejandro Ambriz Beltrán, la primera como autora intelectual y el segundo, como autor material del crimen.

El sujeto recibió el pago de 10 mil pesos por este “trabajo” que le encargó la esposa Hilda Carrillo Arias, que además era su amante, pues la mujer deseaba ser la única dueña de todas las propiedades y bienes del occiso.

El asesino confesó que hirió por la espalda al que era su patrón, posteriormente le arrojó una piedra en la cabeza y lo remató con varios machetazos en la nuca, por lo que presentó 14 heridas distribuidas en cara, cabeza, región inter-escapular y en ambas manos.

Además, Hilda Carrillo Arias se atrevió a ofrecer dinero a los agentes judiciales para que dejaran de investigar, por lo que fue consignada ante un juez penal por el delito de cohecho.

La PGJE informó esta noche que el trabajo de inteligencia e investigación desplegado por elementos de la Policía Judicial, permitió el esclarecimiento del asesinato del comerciante de chatarra chetumaleño Alejandro Ambriz Beltrán, de 39 años, cuyo cuerpo fue localizado en las inmediaciones del paradero turístico en la zona arqueológica de Kohunlich, kilómetro 6+468, al sur del poblado de Francisco Villa, en el sur de la entidad.

De acuerdo con las indagatorias efectuadas por los agentes judiciales, el autor material del homicidio responde al nombre de Santos Suárez Landeros, de 36 años, en tanto que quien planeó el asesinato fue Hilda Carrillo Arias, de 46 años, esposa del difunto.

Como parte de la integración del expediente 5001/12-2013 iniciado por el delito de homicidio calificado, el agente del Ministerio Público del Fuero Común, giró orden de ubicación y localización en contra de Suárez Landeros; por ello, los agentes investigadores cumplieron con este requerimiento y los presentaron ante el representante social para declarar con relación a los hechos.

En su comparecencia, Santos Suárez Landeros dijo que era empleado de Ambriz Beltrán, quien tenía su local establecido en la avenida Erick Paolo Martínez entre El Naranjal y Alfredo V. Bonfil, denominado “Recuperadora de Metales Los 2 Hermanos”, en la colonia Ampliación Proterritorio.

También dijo que vivía en la misma casa de la pareja, debido a que ayudaba en las diligencias, y que el crimen lo cometió motivado por la relación sentimental que sostenía con la esposa del ahora occiso, quien lo convenció para que lo matara y ella pudiera quedarse con las propiedades.

Santos Suárez afirmó que recibió como pago 10 mil pesos, mismos que, en una noche, se gastó en un bar.

Agregó que junto con quien era su patrón, se dirigieron el 11 de diciembre aproximadamente a las 04:00 de la mañana, hacia las inmediaciones de las ruinas de

Kohunlich, para buscar en una palapa fierros que le pertenecían al empresario con el fin de comercializarlos posteriormente.

Cuando caminaban por una brecha, con dirección a la palapa, Santos tomó por sorpresa a su víctima, a quien acuchilló por la espalda y le originó una herida en la quinta costilla izquierda, y al verlo en el suelo le arrojó una piedra de gran tamaño en la cabeza, y al verlo moribundo, le propinó varios machetazos en la nuca; aunque en su intento por defenderse, el occiso alcanzó a herir a su chofer en ambas manos.

Luego de esta acción, tal y como se lo pidió Hilda Carrillo Arias, Santos le quitó la cartera a Alejandro, la cual le entregó a la mujer a su regreso, para que pudiera disponer del efectivo y de las tarjetas de crédito, propiedad del agraviado, dicho objeto que fue localizado por policías judiciales en el inmueble que habitaba la autora intelectual de este cobarde asesinato.

Hilda fue señalada por Santos Suárez como la autora intelectual, debido a que incluso ella le ofreció 10 mil pesos, mismos que le dejó el mismo día de los hechos, debajo de una batea.

La mujer, luego del término constitucional, fue consignada a un juzgado penal por el delito de cohecho, debido a que ofreció dinero a los agentes judiciales para que dejaran de investigar, pues ella había iniciado una Acta Circunstanciada por la desaparición de su pareja, misma que en su momento quedó marcada con el número 808/12-2013; la mujer compareció dos días después de los hechos.

Dentro de las indagatorias, también se localizó la camioneta del occiso, entre las comunidades de Ramonal y Allende, siendo la unidad marca Ford F-150, color blanco, con placas TB-77913 de Quintana Roo, lugar en donde desconocidos ya habían desvalijado parcialmente la unidad.

Luego de las declaraciones de ambas personas, las investigaciones apuntaron hacia las inmediaciones del paradero turístico en las ruinas de Kohunlich, kilómetro 6+468, al sur del poblado de Francisco Villa, lugar en donde en un área verde, fue hallado el cuerpo sin vida de Ambriz Beltrán, quien presentó 14 heridas distribuidas en cara, cabeza, región inter-escapular y en ambas manos.

Además una herida punzocortante en la quinta costilla izquierda y 4 heridas cortantes entre hombro izquierdo y cuello.

El agente ministerial informó que el expediente, debidamente integrado, fue turnado al juzgado penal correspondiente para los trámites que corresponden.

Datos extraoficiales

Por otro lado, de acuerdo a datos recabados en forma extraoficial, el 10 de diciembre Alejandro Ambriz Beltrán recibió 300 mil pesos por la venta de un predio de su propiedad, dinero que le iba a servir para ampliar su negocio, pues se dedicaba a la compra y venta de chatarra.

Aparentemente el día en que fue asesinado por su empleado, cargaba los 300 mil pesos, pero esta versión aún no ha sido confirmada por las autoridades de la PGJE.

Alejandro constantemente salía a las comunidades para comprar cobre, aluminio, bronce, acero, plomo, níquel, acumuladores y cualquier fierro para posteriormente venderlos, en compañía de su chofer identificado como Santos Suárez Landeros.

Fue con esta persona que salió el día 11 de diciembre de este año, cuando no volvieron a saber de él, pero misteriosamente Santos Suárez Landeros retornó a su hogar esa misma tarde, y a eso de las 19:00 horas, Hilda Carrillo Arias, acudió a casa de su suegra para comentarle que Alejandro no había llegado, sin esperar siquiera las 24 horas, lo que levantó la sospecha de los hermanos del hoy occiso.

Fue el 14 de diciembre, una vez transcurrido el tiempo necesario, que Sara Ambriz Beltrán acudió ante un agente ministerial para levantar una Acta Circunstanciada -que ahora se convirtió en averiguación previa por el delito de homicidio-, por la desaparición de su hermano Alejandro.

De esta manera la Policía Judicial del Estado, se dio a la tarea de investigar el paradero del comerciante, y empezaron con entrevistar a la ahora viuda Hilda Carrillo Arias, así como a su chofer y empleado Santos Suárez Landeros, con la finalidad de tener pistas que los llevara a esclarecer la rara desaparición de Ambriz Beltrán.

Pero fue el día 18 de diciembre, aproximadamente a las 10:00 horas, a través del número de emergencias 066 que policías de las diversas corporaciones policíacas tuvieron conocimiento del incendio de un vehículo en una zona de cultivos entre los poblados de Allende y Ramonal.

Ingresaron por una brecha situada un kilómetro al sur del poblado de Ramonal con dirección a la localidad de Allende, que conduce a una zona de cultivo de caña, y tras avanzar varios metros localizaron la camioneta Ford F-150, color blanco, con placas de circulación TB-77-913 de Quintana Roo.

En las puertas tenía la leyenda Servicios Particulares, Transportes “2 Hermanos”, desperdicio industrial, propietario Alejandro Ambriz Beltrán, la cual no contaba con las cuatro llantas, entre otras refacciones, como el carburador y batería; pero en el interior hallaron ropa del ahora occiso.

Así fue como, los peritos de la Dirección de Servicios Periciales y policías judiciales hallaron evidencias que los condujeron al aseguramiento de Hilda Carrillo

Arias y el chofer Santos Suárez Landeros, quienes confesaron el crimen, y llevaron a los agentes investigadores hasta el sitio donde abandonaron el cadáver.

Pedro Canché es un periodista independiente y el fundador de Pedro Canche Noticias. El ha sido perseguido por el Gobierno Mexicano por darle voz al pueblo indígena Maya y los campesinos del Yucatan y pasó 9 meses en la cárcel en un caso de persecución politico que Reporteros Sin Fronteras llamaban absurdo. "Podrán encerrar el cuerpo humano pero nunca podrán encerrar la libertad de expresión." dijó Pedro Canché.

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