Crónicas del huracán Beryl desde la selva del Corazón de la Zona Maya

Por Pedro Canché

(Esta crónica inicia jueves 4 de Julio a las 3:14 PM hasta que el cuerpo aguante, así que puedes leernos cada 2 horas y tendremos toda la información por aquí)

Jueves 4 de Junio 3:14 PM: Salgo a disfrutar esa fina lluvia que caen de los primeros trozos de nubes que se desprenden del huracán Beryl. Estoy sentado en esa silla que hemos vendido por miles a Xcaret, Xel-Há y Xplor. La hoja del laurel que están en la punta del árbol se doblan y dejan ver su espalda. Como la mujer desnuda que tiene que entregarse por los ciclos de los siglos y dar continuidad a la especie. Los mini resoplidos del ciclón categoría 2 a estas horas, que han viajado desde África hasta frente a nuestras narices en el Caribe le dan vueltas a las hojas como rindiéndose ante esos vientos que le siguen dando vuelta al mundo como polar u huracán.
El calor intenso de este día convierte las mejillas ruborizadas de mi esposa en un maquillaje natural. Tiene ese fuego 🔥 como cuando haces unas gruesas tortillas de maíz y las lenguas del fuego salen debajo del comal. Ahora estamos en la azotea y se antoja robarle un beso, pero mejor la mando a trabajar, a tomar fotos de los 4 ángulos de la selva y de las casas de los vecinos que se ven a distancia brillantes, láminas de zinc, otros afortunados techos de cemento con su rotoplás y extractor del Aire Acondicionado, cada uno con su propio amarre o abandonados como Don Quijote para pelear con el viento. Todo para hacer un antes y un después. Todo por el periodismo y esta crónica. ¡Los sacrificios que tiene que hacer uno por ustedes caramba!
Muchos traemos la voz afónica como Mara Lezama, las intensas lluvias y calor han propiciado que estas variantes hayan tocado a su gusto nuestras cuerdas vocales.
Nuestra niña de casi 22 meses baila al ritmo de aram san san. Nuestro bebé de 7 años juega con Beny, un chihuahua que muestra sus colmillos de leche jugando al ataque pero luego se les cae, propio para un cachorro de su edad.
Mamá nos ha contado desde su hamaca en casa que ya planeó como salvar a sus 22 pollos, 4 gallos 2 pavas, un pavo y 5 patos y 12 patitos, ah! Y un ganso viejo: Llamar a los nietos y pescar a las aves de corral, ponerlos en el gallinero de emergencia de 3 x 3 metros. Quitarles la libertad por su bien. Como a algunos ciudadanos en los refugios. En cambio al viejo perro “Chaparro”, de unos 15 años, hoy dia del huracán, dormirá en la cocina con el calor de una vieja cobija del tigre.
A sus 84 años ha visto decenas de huracanes. Lo ve normal. Desde pequeñas chozas en el campo donde los vientos de distintas categorías solo ha servido para podar y refrescar el ambiente. Ningún familiar-dice- directo o indirecto ha fallecido dentro de las casas mayas, de troncos de zapotillo y bajareques (árboles pequeños con diámetro de 3 pulgadas) que dejan entrar el viento en sus uniones pero protegen al morador de las furias del viento. “Solo es un rato, guardarse y vigilar que nada nos golpee. Cumple su misión y se va, como se van las cosas buenas de las vida pero regresan mejores”,. Escucharlo en maya es poético. La lengua maya es muy descriptivo cada letra, cada sonido, cada palabra. La lengua maya es poesía en sí.
Así, esperamos en la Zona Maya, como una rutina más de este Caribe Maya, a un huracán de los miles que aún faltan en esta centuria.

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