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El malvado dr Pech, cómplice del ladrón Borge que grita para despistar

TIBURONEANDO | LAS CUENTAS MOCHAS DEL DR. PECH | POR ARMANDO TIBURCIO ROBLES
Las cuentas mochas del Dr. Pech
“Al ladrón”, grita desaforado el cómplice del bandido a la vez que señala hacia el flanco por donde llega la gendarmería. Pura distracción. Así el dirigente estatal de Morena cuando se pone analítico sobre la deuda pública que dejó en el desastre a las finanzas de Quintana Roo.

Las deudas del Doctor.

Escucho con atención las reflexiones videograbadas del Dr. José Luis Pech sobre lo que, asegura, es “la tremenda deuda que dicen que no es deuda”. Tiene razón: todo lo que señala es deuda. Y tremenda. Capital contratado e intereses. Más aún, se queda corto: lo que él refiere solamente es la deuda bancaria a largo plazo acumulada. Podría agregar que por ahí hay algo mas por pagar a corto plazo y a proveedores, por ejemplo.

Más que tremenda, la deuda es una barbaridad. Un abuso. Un despropósito que los gobiernos anteriores clavaron a la mala en la espalda de los ciudadanos y colocaron a las finanzas públicas en un auténtico punto de quiebra y de inoperatividad, si se dejan como están.

El gobierno estatal recién llegado ha optado por enfrentar la situación mediante un proceso de reestructuración para liberar recursos que le permitan operar y replantear su política financiera. Al cabeza de Morena eso le parece una medida “irracional y moralmente inaceptable” aunque no nos dice cómo salir del atolladero. Si es que le importa que el estado salga, lo cual no parece. Lo omite.

Tal y como omitió el tema durante su campaña electoral por la gubernatura. No encuentro pistas sobre alguna opinión (para no hablar de propuesta) que le haya merecido el asunto durante la campaña, ni en su página de propuestas, ni en sus redes sociales. El problema era conocido pero no fijó su posición. Le quedó a deber a los electores. Cabe, entonces, preguntarse: ¿Qué habría hecho el Dr. Pech con este problema si le hubiera caído en las manos en el caso, totalmente hipotético, de que hubiera ganado? Evito las especulaciones. La respuesta nos la debe.

¿Y los responsables del atraco?

Pero lo que más resalta de ese ejercicio crítico acusatorio es la verdadera causa que lo motiva: el Dr. Pech se esmera en hacer la crítica contra quien recibió el estado enfermo y se aplica en encontrar un remedio, pero no dice ni media palabra sobre los que causaron impunemente la enfermedad. Como si la crisis financiera hubiera caído de la nada y no existiera responsabilidad que reclamar.

Siguiendo los datos de la Secretaria de Hacienda se evidencia lo que el dirigente de Morena trata de cubrir con su cortina de humo púrpura. Al tomar la administración del estado en 2004 , Félix González recibió una deuda de 1,505 millones de pesos en condiciones manejables. Para 2009 ya la había incrementado en 150% poniendo niveles complicados para poder cubrirla con los ingresos totales del estado: 3,742 millones. ¿Dónde estaba entonces el filo crítico del Dr. Pech? Pero un año después, en 2010, año de la elección para la imposición de Roberto Borge, la elevó de un tajo desproporcionado en otro ¡170%! poniéndola en los desorbitados 10,037 millones de pesos. Fuera de todo manejo inmediato posible y endosando el futuro de los quintanarroenses. Huelga decir el uso que se le dio a esos recursos. ¿Estaba por ahí el Dr. Pech?

Como remate, Borge se encargó de volver a duplicarla, rondando como está en los 20 mil millones de pesos (siempre refiriendo solamente la deuda contratada sin intereses. Deuda ésta que, por cierto, fue contratada con tasas de interés al doble de las promedio en el mercado) convirtiendo a Quintana Roo en el estado más endeudado del país, en relación al número de habitantes o a Producto Interno Bruto estatal o a las transferencias federales recibidas. Así fue madurando la deuda escandalosa y opaca que tiene en vilo a una economía boyante hacia afuera y destrozada en su interior. Ni enterado estuvo el candidato a gobernador del “principal partido opositor”, “el único verdaderamente independiente”. ¿En dónde estaba el Dr. Pech?

La respuesta parece obvia. Ha estado todo el tiempo en donde mismo sigue: echando humo distractor y justificante como furgón de cola de un tren que está a punto de desbarrancar. Lo verdaderamente irracional y moralmente inaceptable es vestir los ropajes de opositor para hacerle el paro a los bandidos.

La versión Morena de AMLO.

¿Va a seguir Morena-Quintana Roo por ese camino?

Parece un contrasentido. Como ir en sentido inverso de lo que, dice, se propone. El domingo 20 de Noviembre, en el marco de un Congreso Nacional de su partido pero sobre todo bajo el cobijo conmemorativo de la históricamente llamada Revolución Mexicana, Andrés Manuel López Obrador presentó al país la versión actualizada de los lineamientos para lo que ha venido llamando su “Proyecto Alternativo de Nación”.

Un extenso documento de diagnostico y en parte propositivo que debe ser revisado al calor de las condiciones críticas del país. Vale por lo que dice y por lo que omite. Por los nuevos sesgos y las inflexiones en el discurso. Cincuenta puntos dirigidos hacia el país, con los que se puede estar de acuerdo o no, pero que claramente apuntan en una ruta contraria a la que el Dr. Pech ha venido representando en su nombre por las brechas del Caribe.

Morena tiene cosas por hacer si acaso quiere que, por lo menos, se le reconozca congruencia(Noticaribe).

Un análisis al Dr Pech

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Ecos del debate… entre el @DrJLPech y @CarlosJoaquin
Publicado el 29 mayo, 2016 por Gilberto Avilez Tax

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En más de una ocasión he tratado de analizar la trayectoria, o el giro reciente hacia la izquierda en Quintana Roo, del doctor José Luis Pech Várguez (Mérida, 1954). Desde el primer momento que supe de su designación como abanderado de Morena en el estado, señalé mis dudas sobre su “conversión” genuina hacia la izquierda caribeña, en el otoño de su vida. Sin embargo, ayer vi el debate entre los candidatos al gobierno del estado y ya no me cabe la menor duda: Pech Várguez es un esgrimista consumado, un hombre demasiado inteligente, conocedor del sistema y de la política en Quintana Roo; a él si le cabe la frase de que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

Hace unos días conversaba con una profesora de la Universidad de Quintana Roo. Hablamos de la UQROO y su necesaria autonomía y los visos de autoritarismo que existe todavía con su flamante rector, un borgista que hace unos días, en el 25 aniversario de esa universidad, le otorgó un reconocimiento al quien lo puso en rectoría, el tiranuelo Roberto Borge Angulo, el que ha llevado a Quintana Roo a la deuda más espantosa del país. Esta profesora me habló con simpatías de Pech Várguez: un académico político, o político académico, que si bien no se tentó el corazón para defenestrar a académicos díscolos con proyectos de hipotéticos sindicatos, del mismo modo, en su periodo de rector, trunco en el segundo mandato, intentó revivir el proyecto UQROO, expandiendo su infraestructura en el campus Chetumal (crea el edificio de la División de Ingenierías), tuvo la idea y concretó el edificio de la División de Ciencias de la Salud (inaugurado el 23 de octubre de 2010), y gestionó la unidad de Playa del Carmen de la universidad con tres carreras al inicio. Además, en 2005, cuando entró al cargo, el presupuesto de la UQROO era de $ 147,268, 000.00 pesos, y cuatro años después, para el 2009, el presupuesto había llegado a $ 224, 707,642.

Pech Várguez se sentía orgulloso de cumplir con esa función importante para el desarrollo del estado: en tenis y pantalón caqui, lo recuerdo, caminaba por los pasillos de la UQROO con la camiseta polo de color verde y el escudo de la universidad, tenía el perfil idóneo: doctor en ciencias administrativas y en gestión y política por una universidad francesa, su paso por la función pública posibilitó gestionar mayores recursos para la universidad. Creo que su mano inflexible en la UQROO tuvo una indubitable razón necesaria, forzado por las circunstancias locales que todavía cunden en esa universidad: los grupos antropófagos de poder que se observan entre los académicos de la UQROO, que en vez de generar mecanismos de consenso y participación, ahondan la división y la camorra, y cuando se dan rectorías débiles –como el somnoliento rectorado de Elina Coral Castilla-, son capaces hasta de irse contra profesores rivales, como sucedió hace tiempo en la División de Ciencias Sociales y Económico Administrativas.[1]

Ahora, entre las medidas que Pech Varguez ha propuesto en su campaña, se encuentra la autonomía para la Universidad de Quintana Roo, creo que esta propuesta no debería descartarse por ningún candidato: hoy más que nunca, la UQROO debe dejar de ser rehén de estructuras políticas autoritarias, dejar de considerarse una dependencia pública más.

El caso es que el debate se dio entre dos candidatos: un Pech Várguez con un discurso muy al estilo de Morena, hablando de mafias en el poder en Quintana Roo; y un Carlos Joaquín participativo, propositivo, pero que igual respondió, con inteligencia, a las críticas formuladas por Pech Várguez. Pero algo que sorprendió fue que, contrario a lo que muchos pensaban, Pech Várguez no centró sus diatribas y bombardeos –porque eso fue lo que hizo, el Doctor se batió con cañonazos y el machete desenvainado en el frente de batalla, como un antiguo general dando el ejemplo a los otros morenistas quintanarroenses que vienen atrás, como Linda Cobos y otros- a criticar al puntero por la gubernatura, Carlos Joaquín González, sino que fustigó –con más fiereza y retórica sorprendente, creo yo- a un apoquinado, nulo, el hombre invisible y con retórica deficiente que pusieron los priístas para la gubernatura, Mauricio Góngora. Pech Várguez se regodeó en demostrar la incapacidad tremenda de Mauricio Góngora, recordándole la deuda pública inmensa que el municipio que gobernaba, Solidaridad, soporta todavía: es el municipio más endeudado del país, y en el endeudamiento se encuentran terrenos millonarios que Góngora cedió al Por Esto! para que este obsceno pasquín le lavara su imagen; y encima de todo, un desvío enorme de Góngora de más de 500 millones de pesos fraguados con empresas fantasmas.

Sin seguir una “línea” más que la línea de mis ideas y mi razón de opinador independiente, diré que ayer me gustó el debate por dos personas. Carlos Joaquín demostró altura de estadista, sobre todo en la parte de su alocución final, al arremeter contra la lacra borgista-felixista y proponer la esperanza de cambio para Quintana Roo, esperanza que se debe concretizar en acciones de gobierno, recompostura del camino perdido en temas de seguridad, del turismo, el respeto al medio ambiente, paliar las asimetrías en las tres zonas del estado, cubrir el derecho a la salud (exigencia permanente), y repensar la Universidad en el estado, generando y apoyando la reflexión para consolidar la autonomía y la democratización interna en las universidades, sobre todo, en la UQROO, cuya autonomía debe estar apegada a la necesaria democratización interna y al control ético de sus profesores e investigadores, desmantelando cánceres de corrupción, influyentismos académicos, “licenciaditis” insufribles, y dar paso a la exigencia tanto en docencia como en investigación de calidad.

Por el otro, Pech Várguez resultó hasta la salsa del debate del sábado 28 de mayo: frente a los dos abuelitos homofóbicos del PES y del PT, dueños de una moralina del siglo XIX y desconocedores completos de la realidad regional en que está inmerso Quintana Roo; Pech Várguez, de 62 años, apareció con una imagen fresca, lanzó dardos al de la alianza UNE y al fantasma priísta, pero al parecer le faltó más ahondar en sus propuestas de trabajo, el cual considero que muchas de ellas no deben ser descartadas por el virtual ganador de la gubernatura, Carlos Joaquín González.

Creo que estoy comenzando a cambiar en la perspectiva que antes tenía del Doctor José Luis Pech Várguez. Fue un buen debate que armó, forzó a Carlos Joaquín a entrarle a los dimes y diretes, y a Mauricio Góngora –quien en directo reconoció que no era el indicado para ser el candidato de los priístas- le restregó en la cara su poco, nulo nivel intelectual y su pésima administración en Solidaridad.

Sin embargo, insisto: me hubiera gustado que Pech Várguez contribuyera al proceso de alternancia en el poder, así como al corolario democrático para Quintana Roo. La posibilidad de ganarle a los priístas, hay que ser realistas, no la tiene Morena Quintana Roo en estas elecciones, sino el joaquinismo. Si Pech hubiera aceptado declinar como tantos le comentamos en su momento, como hasta Gerardo Fernández Noroña le señaló, hubiera tenido la calidad moral, ser el Heberto Castillo del Caribe, y exigido a los joaquinistas, a cambio de esa declinación, algunas carteras importantes para el comienzo del cambio estructural en Quintana Roo que conllevaría la transición a la democracia. Pero bueno, Morena es el camino, desde luego, pero lo que se necesita es igual el voto útil para sacar a la mafia en el poder de los rapaces borgistas felixistas.

Postdata

Me gustaría saber qué debate fue el que vieron los del Diario de Quintana Roo, los del Quequi y los del Por Esto!. Burdos chayos que le dan la victoria a la nulidad humana, al cacaseno de los priístas que se presentó ayer para decir sus spots de memoria, tendiendo al monólogo infantil. Incluso los rellenos matusalénicos del PES y del PT se dejaron ver más que el Mau. El debate fue entre @DrJLPech y @CarlosJoaquin. Réquiem por el PRI, esas campanas de muerto grande es por este sistema que ha llegado a su fin.

[1] Cfr. Gilberto Avilez Tax, “LA UNIVERSIDAD DE QUINTANA ROO: ENTRE LA MAFIA ACADÉMICA, LA TIRANÍA AUTORITARIA Y LA TERCERA VÍA, LA AUTONOMÍA”, en Desde la Península y las inmediaciones de mi hamaca, 5 de diciembre de 2014. En http://gilbertoavilez.blogspot.mx/2014/12/la-universidad-de-quintana-roo-entre-la.html

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Dr Pech,maquiavélico publirelacionista de Mauricio Gongora

Del doctor Pech o del maquiavélico publirrelacionista de Mauricio Góngora
Publicado el 6 mayo, 2016 por Gilberto Avilez Tax

Nos llama la atención cómo al doctor José Luis Pech Várguez lo cobija con sus carantoñas David Romero Vara, y lo apapacha el terrorismo mediático de un tristemente célebre pasquín de origen yucateco. A diario aparecen notas del doctor Pech inflándole los chayos del sistema hasta los caídos párpados por tantos años al servicio del priísmo. En el Diario de Quintana Roo, el diario donde supura la mentira y una realidad irreal vista desde la lente del sistema, a Pech se le hacen notas a modo y acomodo, y éstas aparecen constantes al lado de las del candidato del priísmo, el desbalagado Mauricio Góngora. Si alguien de fuera de Quintana Roo leyera ese pasquín del Diario de Quintana Roo y le contaran que es el órgano de prensa del priísmo en Quintana Roo, ese alguien dudaría en decir quién es en verdad el abanderado del priismo: o Pech, o Góngora.

Resulta que a Pech no se le sataniza como al abanderado de la alianza opositora UNE, Carlos Joaquín González, hasta el punto de que el ex gobernador, Villanueva Madrid, salió al quite señalando esto en unas de sus ya célebres notas de su blog personal: a Pech, los chayos de librea no lo atacan porque Pech es parte de la misma “mafia en el poder” (utilizo las palabras favoritas de los pri-etos) que tiene secuestrado a Quintana Roo. De hecho, a ningún otro candidato al gobierno en Quintana Roo, los chayos pagados por el Felixismo-borgismo los critican, ni menos se habla de ellos, como sí de Pech, pero para bien, y de Carlos Joaquín, pero negativamente.

Pero Pech Várguez, ese maquiavélico que conoce a la perfección los entresijos del sistema del cual nunca ha salido y nunca ha dejado de militar, como caballo de Troya de la maestría priísta quintanarroense, se supo colar al barco del morenaje porque en ese partido todos los priístas están redimidos ipso facto apenas y renieguen de su pasado priísta, sin indagarles siquiera si hicieron o no actos de corrupción. En México, no existe un órgano fiscalizador del pasado, hasta ahora las muertes, las corruptelas, los enriquecimientos brutales no han llevado a ninguno solo tras las rejas, y si se los llevan, es más pronto que salgan a que entren.

Pero Pech insiste en decir que es la única oposición y opción de “izquierda” en Quintana Roo. Tal vez sí, porque recordemos que la “izquierda” en Quintana Roo se caracteriza por sus esquiroles vendibles y prostituibles a los cañonazos de 50 mil pesos. Los esquiroles y los caciquillos de aldea macondiana de la izquierda quintanarroense, son incapaces de resistir un cañonazo de 50 mil pesos del Felixismo-borgismo. ¿Quién es verdaderamente la ficha perfecta del Felixismo, señor Pech Várguez, quién resulta, al final de cuentas, lector insalvable y perfecto de la obra de Maquiavelo, quién es, verdaderamente, el mejor “publirrelacionista” de Mauricio Góngora? Y otra pregunta, ¿por qué usted no critica a Góngora con la misma enjundia como critica a Carlos Joaquín?

Hombre del sistema, el doctor Pech, que en la UQROO se caracterizó por su satrapía tropical y por defenestrar el ambicioso proyecto educativo en el Caribe mexicano, se dice como tal, pero los hombres de izquierda, doctor Pech, son incapaces de practicar el ecocidio, o de echar pala y trascabo a un cenote frente a la bahía de Chetumal, en la UQROO. ¿Le dice algo esto?

Ayer comí en El Patio del 30 y del 33, “El mejor lugar para comer en Chetumal”, a escasos pasos de la Héroes, por la Álvaro Obregón. El doctor Pech es un hombre de empresa que tiene un retintín de discurso populista engalanado con apresurados catecismos del padre Ripalda. En El Patio del 30 comen maestros de la UQROO, damas encopetadas y de amplio caderamen, burócratas priístas de clase media que quieren dar el aire de más, y el menú cuenta con cortes finos (straks, rib eye y angus beef certified), pizzas digeribles a mi paladar y cartera popular, y por más que quise, no pude comprarme un vino de 255 pesos, y menos de 520 pesos, o un champagne francés de 1,200 pesos. Una cerveza indio enfrió mi tibio paladar. Un hombre de izquierdas mejor hubiera puesto un negocio apto para todo público, pero el doctor Pech no es de esa madera de personas, y cada quien puede con su dinero lo que quiera, claro, si es dinero bien habido.

Descreo que el doctor Pech conozca el más rudimentario léxico marxista, de ahí de que lo considero lector avanzado del padre Ripalda. Descreo, además, que sepa algo de la historia de luchas de la izquierda mexicana y quintanarroense (pero no de la izquierda partidista esquirol quintanarroense), descreo que su doctorado en administración le dé para comprender una realidad evanescente producida por el neoliberalismo englobante y enajenante. Al doctor Pech más bien lo veo y lo observo, no como el hombre decidido y firme para cambiar la malsana rutina del poder en Quintana Roo, como aseguró recientemente Chávez Ataxca, sino como un hombre entrado en el otoño de su vida que ahora tienen la encomienda más importante de su carrera como soldado del sistema: valeroso caballero ayudado por el valeroso caballero don dinero, el doctor Pech, como una mala calca del Caballero de la Triste Figura, está decidido a ir contra los molinos de viento de la verdadera oposición en Quintana Roo, ayudado, por supuesto, por el sistema que dice estar en contra. Le recuerdo ese pasaje, doctor Pech, del Quijote: don Alonso Quijano, diametralmente distinto a usted, en esa arremetida histórica, cayó al suelo estrepitosamente y casi se rompe el espinazo.

 

Yo no le creo Sr José Luis Pech y estas son mis razones :Layda Flores

Por Layda Flores.                                                            Mi opinión

martes, 3 de mayo de 2016

Yo no le creo señor José Luis Pech.


¿Por qué no le creo a José Luis Pech?
Siempre procuro conducirme con objetividad y que las acciones profesionales sean las que guíen mis comentarios y opiniones. He señalado puntualmente cuando he tenido o no acercamiento con uno u otro personaje. En esta ocasión no será diferente hablaré de las razones por las cuales yo no  creo la actuación en su papel de oposición del Dr. José Luis Pech Varguez, aclarando que no lo conozco de manera personal.
Pero, no lo conozco porque cuando fue Rector y yo estaba concursando para obtener el Premio Estatal de la Juventud me pedían una carta de recomendación por parte de una Institución Educativa; así que acudí a su oficina, pedí audiencia, expliqué mis razones, di mil vueltas y el señor Pech jamás me recibió, siempre me decían que estaba de viaje, en congresos y reuniones mucho más importantes que atenderme. Ante esto, expliqué a su secretaria mis razones y anexé mi Curriculum y una propuesta de carta para que no “perdiera” su importante y valioso tiempo en algo tan superficial como lo era mi solicitud.
Aún así seguían pasando las semanas y jamás lo hizo. Posterior a eso envié una carta (que prometo publicar en algún momento) y con copia a los principales medios de comunicación, además de meter una solicitud por medio de transparencia para conocer el monto, número de viajes y resultados de cada uno de ellos en beneficio de la Universidad del entonces Rector. De manera increíble, en menos de un día el documento estaba firmado y mi solicitud de trasparencia archivada. Así que, esta es la razón por la cual no conozco al Dr. José Luis Pech, porque nunca tenía tiempo de recibir a nadie.

Yo no le creo su espontanea actitud combativa, ni sus señalamientos, no le creo su honestidad, puesto que su campaña no ha señalado los logros y resultados de manera concreta que ha tenido en sus cargos, ni lo hará, porque no hay.
Yo no le creo porque ha señalado de manera tibia el endeudamiento y falta de transparencia en los últimos sexenios. Lo entiendo él también fue parte, el revisar las cuentas públicas  y el haber sido Secretario de Educación con Félix González, Hacienda y Gobierno con Hendricks, así como en su función de Rector en el primer año con Roberto Borge Angulo.   A él tampoco le conviene que se revise el manejo de recursos.
Sus argumentos solo pretender desviar  su propia participación y en varias administraciones en especial durante el Gobierno de Hendricks, cuya gestión  fue  desastrosamente destacada por la Megaescultura y las millonarias esculturas que hoy sigue “adornando” con chatarra nuestra bahía de Chetumal.
Una persona con los estudios y experiencia con que  los que cuenta el Dr. José Luis Pech  me resulta increíble que reduzca su debate a una filiación partidista y a juicios de valor sin pruebas,  me resulta demagógico desprestigiar a un funcionario por ser partidario de la doctrina del PRI, el cual es socialdemócrata y al menos en documentos en la búsqueda de la justicia social. Pero, si lo hace, también debe señalar cuál es la corriente ideológica que defiende.  Conozco muchos militantes de este partido a los cuales les reconozco su rectitud y trayectoria.  Además me parece sufre de amnesia y falta de autocrítica pues él mismo siempre ha militado en este partido y lo digo en presente porque hasta hoy no ha presentado ni su renuncia ni los motivos para hacerlo.
Yo no le creo al Dr. José Luis Pech Varguez, porque tampoco se ha deslindado de Félix, quien cuando lo nombró Rector (puesto que no tenemos una Universidad Autónoma), se le reconoció como un destacados felixista.
Yo no le creo porque dentro de los pocos logros como Rector otorgó la distinción Doctor Honoris Causa al exgobernador Miguel Borge Martín acto para mí de lo más servil pues se realizó en 2010 cuando el  sobrino del galardonado,  Roberto  ya era  Gobernador electo.
Yo no le creo porque no ha presentado su declaración patrimonial  y agregar también las que debió de haber realizado durante los años en su gestión al frente de la Rectoría  de la UQROO, ya que el dirigir esa Institución con el  presupuesto que se le asigna y la discrecionalidad para su manejo son acciones que debería aclarar. Son más de 200 millones por año, mucho más que muchas Secretarias de Estado, después de Góngora de los aspirantes, es Usted quien más presupuesto ha manejado en su trayectoria.
Fue señalado en diversos medios en su momento como  uno de los peores Rectores de la Universidad,  porque existieron generaciones enteras que nunca tuvieron contacto con él, porque en su gestión reprimió a destacados académicos como Xavier Gamboa por la intención de crear un Sindicato, este hecho fue denunciado y la autoridades judiciales le dieron la razón al docente teniendo que reintegrar nuevamente a la Institución.
Yo no le creo a José Luis Pech, porque su actuar ha sido descaradamente de complicidad tratando de engañar para dividir el voto de castigo cuando siempre ha contado con el apoyo y anuencia ante el gobierno actual.
No le creo porque su única propuesta es tomarse la foto con Andrés Manuel López Obrador. Porque he sido testigo de las facilidades que se le han dado para realizar sus eventos. Porque en el Gobierno actual de Quintana Roo, los odios son manifiestos.  Muchos amigos han sido amenazados, despedidos y vigilados para no manifestar un apoyo a Carlos Joaquín, pero hasta el momento no ha habido una sola represalia para quien apoya a José Luis Pech.
Yo no le creo porque he sido testigo de cómo manifestar la simpatía a Carlos Joaquín da como consecuencia un acoso y persecución  no sólo a tu persona sino a los miembros de tu familia y con mayor razón si trabajan para el Gobierno. Sin embargo, su hijo José Luis Pech Galera  (a quien hace algunos años tuve la oportunidad de conocer y a quien tengo en un buen concepto como un joven, accesible, capaz e inteligente, sin por ello hacer un juicio sobre su gestión), fue nombrado por Roberto Borge Ángulo como Rector de la Universidad Politécnica de Quintana Roo sin que la supuesta oposición al sistema de su padre influya hasta el momento en la destitución o persecución alguna.
Yo no le creo al Señor Pech, porque poco o nada ha hecho cuando varios militantes del partido que lo postula han “desertado” en favor del PRI, si en verdad quisiera ganar  sería más lógico que escuchara sus propios seguidores y convencerlos de continuar en su proyecto.
No le creo porque después de tantos años al frente de una Universidad,  la comunidad académica y estudiantil no le ha manifestado su apoyo. Muchos ejemplos  podría dar como el caso de José Vasconcelos cuando fue candidato presidencial, en donde los jóvenes se volcaban a las calles con el arrojo que sólo la juventud otorga para unirse a él,  sin embargo, es tanto el respeto y admiración por Vasconcelos que jamás lo rebajaría en tan indigna comparación.
¿Por qué ahora los medios de comunicación que el mismo Gobernador ha señalado como “oficiales”, le dan una cobertura sólo comparable con Mauricio Góngora?
¿Por qué lejos de precisar y aclarar estas dudas respecto de su auténtica oposición señala cuestionando al principal opositor de Mauricio Góngora? Pareciera que es el Partido Verde quien lo postula y no Morena.
No señor, yo no le creo porque su discurso y su trayectoria dicen lo contrario. Y lo más importante, yo no le creo su “cercanía a la gente”,  porque si cuando fue Rector nunca pudo recibirme que podría esperar al ser Gobernador.
Lo más destacado de José Luis Pech fueron sus múltiples viajes al extranjero con cargo a la Universidad de Quintana Roo con el argumento de que eran en beneficio de la Institución.  Estos últimos cinco años hemos tenido un Gobernador que ha viajado mucho más que el Presidente de la República, sin resultados ¿Qué lo haría diferente a Usted?
Después de casi diez años de aquella carta que le escribiera por su falta de sensibilidad y apoyo hoy sigo pensando lo mismo.  Sus acciones confirman la imagen que tenía de Usted.
Y no, yo no acuso al señor Pech  por ser priista, lo acuso por ser opaco, por tener un discurso demagógico, por no ser autocrítico, por evadir su responsabilidad y la justificación de sus acciones. Lo acuso de utilizar a quienes quieren un cambio por un hartazgo manifiesto en la división del voto para sostener a un grupo en el poder a quien tanto Usted le debe.
No señor, José Luis Pech Varguez, yo no le creo. Y espero que muchos más adviertan esto y tampoco le crean, la única forma de cambiar el rumbo es uniendo no dividiendo como lo está haciendo hoy, el candidato de  Morena.

Layda Flores