Por Daniel Moreno Chávez
Se que suena paradójico. Pero:
1. El periodismo sirve a sus lectores y garantiza su derecho a estar informados de lo que ocurre. Un bien público indispensable en la democracia.
2. Sin embargo, como los lectores no lo financian, vive de sus anunciantes.
Esta paradoja tiene consecuencias obvias, porque servir al lector significa -en más de una ocasión- “afectar” al anunciante.
No es fácil recordar siempre que tu cliente es el lector, no el anunciante, aunque éste “te mantenga”.
Olvidarlo mata la razón de ser del periodismo. Recordarlo puede poner en riesgo la viabilidad económica del periodismo.
Si el anunciante es del sector público, mucho peor.
No es fácil resolver la ecuación.
(Spoiler: Los lectores tienen la palabra)
