Testigo

La historia de Cozumel que nunca será contada

 

Fabiola Cortés Miranda

COZUMEL, MX.- Este catorce de marzo se apagó la voz del hombre que guardaba en su memoria parte de la historia de Cozumel, a los 68 años de edad murió Romeo Villanueva Polanco. No sé si él hizo equipo conmigo o yo hice equipo con él, pero el resultado fue que juntos logramos documentar uno de los episodios de corrupción que llevó al ex gobernador Roberto Borge Angulo a la cárcel, y parte de la que, estoy segura, llevará a otro ex gobernador a prisión: a Félix González Canto. Además, como pocos, Romeo no tuvo temor de sentarse en el banquillo de la SEIDO y sostener su testimonio en el caso Borge.

Cierto día, recién habíamos empezado a develar públicamente la trama del ex Gobernador ahora preso en Morelos, Roberto Borge padre encontró a Romeo en la oficina del Registro Público de Cozumel, de donde salieron buena parte de los datos para imputar a Borge Angulo, allí, lo amenazó para que dejara el trabajo que hacíamos, pero ni eso lo apaciguó. Solo la sorpresiva muerte pudo detenerlo.

El día que conocí a Romeo terminé aturdida con su interminable charla, con su detallada conversación repleta de nombres, fechas y datos, que soltaba con precisión, de decenas de políticos, empresarios, visitantes distinguidos y lugares de Cozumel. Al principio lo, confieso, creí que eran historias inventadas de un viejo con mucho tiempo libre, pero como sea, eran interesantes y lo escuché. Le preguntaba y repreguntaba buscando la manera de hacerlo caer en un error o en una contradicción, pero fallé en mi intento. A partir de allí nos convertimos en una peculiar pareja de “investigadores”, cada quien desde su trinchera. Crucé decenas de veces a Cozumel y él a Playa del Carmen para ponernos al día en los avances.

Romeo conocía de pe a pa Cozumel y su gente, en principio porque nació en la Isla, y en seguida porque parte de su vida la dedicó a la gestoría. Conocía la historia de las familias fundadoras de Cozumel, sus vínculos, sus amores, sus desencuentros, sus vicios y sus pasiones. Conoció de cerca la evolución de la extensa familia Joaquín, desde Don Nassim hasta los nietos, describía con precisión el árbol genealógico de los González, de los Rodríguez, de los Villanueva, de los Borge, de los Martín y de todos los linajes que fueron la base de la clase política de Quintana Roo. Esa historia sería parte de un libro que entre ambos escribiríamos, él como narrador y yo como quien le daría forma a esa narración. Pero el destino, la creencia de que siempre estaremos en este mundo o simplemente el dejar las cosas para un mejor momento, hizo que ese libro jamás se escribiera…

Romeo fue un publirrelacionista nato, era un animal social, tenía cientos de contactos en su teléfono celular que no dejaba de sonar y sonar todo el tiempo; su auto estaba siempre repleto de documentos de su trabajo como gestor y de lo que se volvió su gran pasatiempo: perseguir políticos corruptos; a pesar de ello, Romeo tenía una habilidad que no cualquiera tiene: podía comunicarse con el “malo” y con el “bueno”, y conseguir, quién sabe cómo o con ayuda de quién, datos y documentos. Entre sus amigos estaban personajes de los que personalmente no tengo muy buenas cosas que expresar, pero Romeo les fue fiel hasta el final, no se permitió ni una palabra ingrata hacia ellos, porque a los amigos no se les juzga, simplemente se les acepta.

Nuestra amistad nació de la euforia por pretender un poco de justicia para Quintana Roo, y pasada esa euforia, continuó con la serenidad y la fuerza de la amistad sincera. Aunque por mucho, me quedo en deuda con Romeo, porque hasta el último momento de su vida me dejó algo bueno, antes de irse me enseñó que el mañana es hoy, porque el mañana quizás no exista y los amigos hoy están pero mañana quién sabe. Ya descansa en paz Romeo.

(http://noticaribenews.blogspot.mx/2018/03/la-historia-de-cozumel-que-nunca-sera.html)

Muere Romeo, el testigo clave

 

Fuente: (http://radioformulaqr.com/noticias/romeo-testigo-clave/)

Uno de los testigos clave en las imputaciones hechas en contra del ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, falleció esta mañana, en Cozumel, víctima de un paro cardíaco.

 

Romeo Villanueva Polanco, nacido en la isla, conocía la historia y el árbol genealógico de las dos familias que se han disputado el poder político y económico de Cozumel e incluso de Quintana Roo: Los Joaquín y los Borge.

 

Conocedor de un sin fin de anécdotas, nombres, negocios y vínculos de la clase político-empresarial de la pequeña, pero poderosa isla, Don Romeo era una de las principales memorias vivientes de Cozumel y jugó un papel crucial en la documentación de las presuntas irregularidades que marcaron los sexenios de los ex gobernadores, Félix González Canto y Roberto Borge Angulo.

 

Gestor inmobiliario desde hace más de 30 años, Don Romeo no sólo orientó y puso en contexto sobre el caso, a corresponsales, periodistas nacionales y locales, sino que aportó muchas de las pruebas para integrar las denuncias y expedientes sobre el remate territorial que se imputa a Borge y, cuyos elementos, contribuyeron para librar una orden de aprehensión en contra del ex mandatario.

 

Valientemente testificó ante autoridades sobre el caso y fue entrevistado en varias ocasiones desde el 2016, hasta entrado el 2018, por funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR), la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) y personal del Servicio de Administración Tributaria (SAT), sobre los presuntos prestanombres de Borge para fundar empresas, la compra-venta de inmuebles a precios subvaluados y, recientemente, sobre el tema de “Barcos Caribe”.

 

De vez en vez, Don Romeo expresó su preocupación e indignación por la lentitud del gobierno, estatal y federal, para actuar, integrar denuncias y proceder.

 

Estaba desconcertado y preocupado, pero pese al temor y a su probable indefensión en una isla tan pequeña, fue valiente y siguió colaborando con la autoridad, dispuesto a que los agravios en contra del estado, no quedaran impunes.

Por cierto, recientemente la Universidad de las Américas de Puebla (UDLAP) presentó su Índice de Impunidad México 2018 (IGI-MEX) que ubica a Quintana Roo como el quinto estado más impune del país.

 

El informe señala que la entidad abandonó el liderato del ranking, no por méritos, sino al ser rebasado por cuatro estados que vieron incrementar sus índices de impunidad.

 

De hecho, la entidad pasó de 76 puntos en 2016, a 77, en 2018, en la escala de los más impunes, así que no hay nada que festejar.

 

Sin embargo, tampoco hay que perder de vista lo explicado por el rector de la Universidad, Luis Ernesto Derbez, quien declaró que en 2016 comunicó al entonces gobierno de Borge, que su estado era el más impune de México, lo que enojó al entonces mandatario, quien no hizo más.

 

El resultado según Derbez, fue que la situación empeoró y hoy, el gobierno actual, lidia con esas consecuencias, con mayor voluntad, pero para algunos, con poca o regular eficacia. Eso, ya lo juzgará la ciudadanía.