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La epidemia de las armas

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La epidemia de las armas

Por: Miguel Alejandro Rivera

DSC_0196-533x800Pese a que en el diccionario de la Real Academia la evolución se define como un “proceso de transformación de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones”, culturalmente, la entendemos como la manera en la cual los seres humanos, o cualquier especie, va mejorando sus condiciones biológicas y su conducta para adaptarse de mejor manera al entorno. La evolución es progreso.

Según el sociólogo Melvin Defleur, hace unos dos millones de años, el primer ancestro del ser humano en encontrar la manera de hacer herramientas fue el homo habilis. Así entonces nacieron dos de las grandes problemáticas de nuestra era: el capitalismo y la violencia.

El capitalismo es producto de la pertenencia: ahora quien construía las herramientas era dueño de las mismas, lo cual, seguramente, generaba cierto estatus y poder. Aunado a ello el proteger las nuevas posesiones requería de actos violentos, donde las propias herramientas podían fungir como armas.

Históricamente aquel que tiene un mejor desarrollo armamentista es quien ha de dominar al que está de frente. En ese encuentro con el “otro” del que habla el periodista polaco Ryszard Kapusinski, la humanidad la mayor de las veces elige poner una barrera o encontrarse mediante la guerra.

Las conquistas europeas en África y América Latina se dieron gracias a las armas del hombre “civilizado” que podía asesinar desde grandes distancias gracias a la pólvora. Así, con esas herramientas sanguinarias, se colonizó y se llevó al progreso a los bárbaros atrasados del “nuevo mundo”: los “otros”.

El pasado 5 de diciembre, el New York Times publicó su editorial en portada, cosa que no sucedía desde 1920. La razón para romper con el estilo histórico del diario, fue la masacre en San Bernardino California, donde murieron 14 personas. El texto se titula “The gun epidemic”, algo así como “La epidemia de las armas”, y es una dura crítica a la facilidad con la cual se pueden adquirir armas en Estados Unidos: “Es un ultraje moral y desgracia nacional que los civiles pueden comprar legalmente armas diseñadas para matar a la gente con rapidez y eficacia brutal”, sentenció uno de  los diarios más importantes del mundo.

El mismo 5 de diciembre, una mujer apuñaló a otra en Art Basel, una de las ferias de arte más importantes de América: quizá por la cotidianeidad de la violencia en estos tiempos, la gente creyó que era una actuación. A miles de kilómetros de ahí, en el tren subterráneo de Londres, un sujeto atacó con un cuchillo a varios pasajeros: “esto es por Siria”, gritaba.

Después de los ataques en Paris, y las múltiples masacres en Estados Unidos –al menos 209 en lo que va del año- hasta el New York Times se tomó la molestia de gritar su editorial y exigir a “los líderes electos de Estados Unidos”, un cambio en las restricciones para que cualquiera pueda obtener un arma.

La violencia acompaña al hombre desde que descubrió cómo combinar un par de objetos para hacer más daño. Incluso, la guerra, la sangre y el miedo han sido utilizados para dominar “al otro”; pero ahora, el espíritu sanguinario se le ha salido de control al sistema, ya no se sabe cómo frenarlo. Entonces surgen varias preguntas: ¿qué es la evolución?, ¿qué es todo esto, terrorismo?, ¿qué postura toma un país que promueve operativos como Rápido y Furioso en México y ahora, también en su territorio, las armas se le han salido de control?