Encerrados en la misma realidad

septiembre 12, 2016

Textos y Contextos
Encerrados en la misma realidad
Por: Miguel Alejandro Rivera
Ya ha pasado bastante, mucho tiempo desde que la sociedad vive encerrada en la misma realidad, los mismos problemas una y otra vez. En la actualidad, ya ni siquiera hablamos de los temas, peor aún, son las mismas personas quienes protagonizan el devenir diario de la agenda pública.
Hace algún tiempo, en diciembre de 2014, escribí en este mismo espacio sobre Agnes Gonxha Bojaxhiu, mejor conocida como Teresa de Calcuta. El pasado cuatro de septiembre, la mujer fue canonizada, una luchadora incansable contra el aborto y los métodos anticonceptivos; estaba a favor de la familia, pero en pro del divorcio de la muy cercana a ella Lady Diana; Santa Teresa de Calcuta, la cara espiritual del imperio y de los líderes mundiales; la mujer que recibió recursos de Baby Doc Duvalier, el sanguinario dictador haitiano; aquella que puso una corona de flores en el monumento de Enver Hoxha, el líder estalinista del país más represivo y pobre de Europa: Albania.
La Iglesia católica sigue fabricando santos que no debieran serlo y se mantiene opinando en cuestiones de incumbencia legal, como la unión entre parejas del mismo sexo. Pareciera que regresamos a la época de la inquisición para que la Iglesia tenga voz frente un Estado laico que no debiera negarle derechos civiles a nadie. Marchan por la familia, cuando ellos construyen una imagen de fantasía sobre su institución, que lleva siglos adoctrinando masas, pervirtiendo pequeñas conciencias.
El pasado 22 de agosto, en este mismo espacio, escribí sobre la limpia que realizó Televisa, la cual no resultó más que un patético intento por llegar a las nuevas audiencias: una programación “chavo-ruca” que ha desencantado a sus viejos espectadores y a esos que nada más no puede llegar.
Peor aún, pensamos que nos libraríamos de la voz nocturna de López Dóriga, pero, como nos encanta vivir en la misma rutina, el hombre de “El Noticiero” se quedó en las pantallas con “Si me dicen no vengo” y revivió “Chapultepec 18”, emisión que pensamos jamás volvería… si me dicen, no lo creo.
Como prueba fehaciente de que la sociedad da vueltas, el mejor ejemplo es José Antonio Meade, de quien escribí en este espacio el 31 de agosto de 2015, ya que el 28 del mismo mes, se hacía cargo de la Secretaría de Desarrollo Social.
En ese tiempo se criticó el carácter multifacético de Meade, ya que entre el sexenio de Felipe Calderón y el actual, había sido secretario de Energía, de Hacienda y Crédito Público, de Relaciones Exteriores, luego de Desarrollo Social y hoy, otra vez, manda en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Otra vez los políticos multidisciplinarios, nuevamente los mismos problemas, los mismos personajes.
Vivimos muertos en vida, encerrados en el Samsara, el ciclo de reencarnaciones de hinduismo, el budismo y otras religiones. Renacemos día a día, dando vueltas en la misma rueda, soportando los mismos nombres, los mismos problemas, las mismas cargas, siempre girando en el mismo lugar. Pocos son los que salen de la rutina.
Como periodista, y más aún, cuando se tiene un espacio destinado para el análisis llega un momento, como este, en el que miras la coyuntura y dices: “eso ya pasó; de eso ya hablamos; otra vez lo mismo”, y ahora las vueltas de la rueda se convierten en el tema que tenemos que atender: ¿qué no podemos ser distintos?

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