Porque la propia flor siempre vive en la tierra, en memoria de Franco Gabriel

julio 5, 2017
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(Alainet) Franco Gabriel ha muerto. El intelectual Ñuu Davi (mixteco), fue llamado el 22 de junio por la Madre Tierra para reencontrarse con ella.

Acompañado de autoridades tradicionales, religiosas y políticas, amigos, colaboradores, fue sepultado en San Juan Tamazola, Oaxaca, en lo alto de la Montaña, el 24 de junio, el día de San Juan fecha de festividades de este pueblo mixteco, teniendo como fondo el aroma de la tierra y el canto El Samani.

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Crítico de las instituciones indigenistas, fue promotor de la política educativa de los pueblos indígenas de México, impulsor de acuerdos, recomendaciones, conclusiones de encuentros o seminarios promovidos por la Alianza Nacional de Profesionales Indígenas Bilingües (ANPIBAC), como del Consejo Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI), a finales de los años setentas y principios de los ochentas.

En su última fase, estuvo en la presidencia de la Agencia Internacional de Prensa Indígena (AIPIN), cuya estafeta entregó en diciembre pasado a la maestra Virginia Flores Flores, Tepehuana de Durango.

También le correspondió empoderar el Congreso Nacional de Comunicación Indígena (CNCI) y asumir la Coordinación General de la Cumbre Continental de Comunicación Indígena del Abya Yala celebradas en 2010 en el Cauca, Colombia y en octubre de 2013 en Tlahuitoltepec, Mixes, Oaxaca.

A Franco le correspondió la defensa de la cosmovisión de los pueblos indígenas durante la década de los años 70 y 80, discerniendo con liderazgos indios e intelectuales como Rodolfo Stavenhagen, Héctor Díaz Polanco, Carlos Montemayor, Salomón Nahmad Sitton, Guillermo Bonfil, Virgilio Caballero, entre otros.

Para Franco Gabriel lo “indio” se caracterizaba por ser explotados económicamente, dominados culturalmente, discriminación racial, manipulación social e invisibilidad política. Algo vigente hasta la actualidad.

Como presidente de la ANPIBAC, lograron un acuerdo durante el período del presidente José López Portillo, para la presentación del Plan Nacional de la Instrumentación de la Educación Indígena Bilingüe Bicultural.

Sin embargo, este compromiso fue roto por el entonces ocupante de la residencia Oficial de Los Pinos.

Si bien se desprende de estos compromisos el Plan Oaxaca y el Plan Chihuahua, fue en Eloxochitlán de Flores Magón, en la sierra mazateca, cuando los mentores indígenas sintieron el poder del Estado en contra de sus reivindicaciones educativas, lingüísticas, de autonomía, libre determinación y derechos territoriales.

En 1981, el Albergue Escolar de Eloxochitlán de Flores Magón, fue testigo del incumplimiento de la presidencia de la República con la ANPIBAC, cuando se realizaba el curso de capacitación para la instrumentación de la Educación Indígena Bilingüe Bicultural en el estado de Oaxaca.

110 participantes entre profesores, maestras, autoridades tradicionales de municipios oaxaqueños e incluso del estado de México, fueron objeto de persecución por parte de fuerzas castrenses, enviadas para tal fin.

La represión de que fueron objeto, se dice, se da a raíz de la entrevista que realizó Guillermo Correa de la revista Proceso, a Franco Gabriel, donde el líder, da un mensaje del pensamiento de un dirigente indígena en relación a la diferencia entre la política indígena y la indigenista.

Contundente puso en juicio la política indigenista de México para con los pueblos indígenas, según da fe la conversación con Juan Danell Sánchez del periódico “El Día”.

En la entrevista, Franco lanza un certero dardo “¿Por qué siendo el indio la esencia orgullosa del país, sigue siendo la mala conciencia de la sociedad?”

Cuestiona al Estado mexicano de que los pueblos indígenas “por un lado, somos esencia orgullosa del país; por otro lado, la Secretaría de Programación y Presupuesto, nos ubica en el apartado de los débiles mentales. Se afirma que el gobierno respeta y alienta a las minorías étnicas y que debemos participar en el mejoramiento y el desarrollo, que no hay paternalismo. Mas ¿qué sucede en realidad?, inquiere.

En aquella oportunidad cuestionó severamente a los científicos sociales. En la conversación sostenida con Proceso, desde la óptica y perspectiva del propio indígena, Franco Gabriel reclama: “¿Acaso la antropología ha logrado despojarse de su origen y de su carácter colonialista Acaso algún grupo indígena o una comunidad estudiada ha recibido los beneficios que un antropólogo tiene cuando publica un trabajo de investigación?

“La tesis fundamental del antropólogo es que el indígena es objeto de observación, luego lo es también de experimento, de manipulación y de extinción final De esta manera justifica su trato a los indios, como si fueran ajedrecistas, dispuestos a jugar con cualquiera, enfatiza.

“El antropólogo nos estudia a los indígenas y a los grupos étnicos como empresa pequeña; primero para obtener un título, después para obtener muchos títulos, y por último porque ya no puede hacer otra cosa. Pues, siendo antropólogo, necesita justificarse como tal y como la antropología aún no encuentra en estos tiempos nuevos objetivos, seguimos constituyendo los indígenas la materia prima. Como los antropólogos necesitan vivir, comer y vestir, y como son siempre importantes para quienes nos explotan, dominan y controlan nuestros asuntos, y como entre ellos el antropólogo sabe ya que siempre tiene clientela, el científico vive en tanto existimos los indígenas.

“Pero no culpamos al antropólogo por lo que hace —dice Franco Gabriel—, porque viva de nosotros. Después de todo, en un sistema económico social en donde la acumulación de riquezas, la necesidad de prestigio social, de desarrollo individual y no comunitario, que se logra con la explotación del hombre por el hombre, por una explotación indiscriminada de los recursos naturales, por la necesidad de mantener sojuzgados a pueblos y hombres, el antropólogo y el científico social en general son necesarios

“En otra ocasión, un poco con ironía, decíamos que para nosotros los indígenas, los antropólogos son aquellos de las barbas y los vestidos estrafalarios, los de las mil preguntas, los de la grabadora, los de la cámara. El antropólogo en el poder, el que actúa como funcionario, es el que se conduele, se preocupa, pero no vive nuestro dolor, no comparte nuestras hambres, ni nuestros atropellos, ni sufre nuestra explotación, pero vive sirviéndose de ello”

El argumento castrense de su incursión a Eloxochitlán, es que el taller de maestros indígenas, era que se preparaba un grupo de guerrilleros, que pondrían el riesgo a la Nación.

En 1983 es cuando se da el primer rompimiento de ese muro de la invisibilidad política de los pueblos indígenas. De ahí deviene la propuesta de lo que debe ser la educación indígena bilingüe, bicultural.

Ese mismo año, entrevistado por el reportero Juan Danell Sánchez del periódico El Día, censuró la política colonialista del INI encabezada por Ignacio Ovalle.

Franco Gabriel Hernández es un mixteco quien desde 1976 recorrió parte del mundo para denunciar en los principales foros internacionales la miseria, explotación y el riesgo de exterminio de millones de indígenas. En Dinamarca, Alemania, Holanda, Suiza, Perú, Ecuador, Bolivia, Brasil y otros países, inclusive en coloquios de la UNESCO, se han conocido sus palabras. Pero los resultados en México son adversos y la lucha es la misma de siempre, una plena discriminación y exclusión de los pueblos indios.

Como parte de la ANPIBAC, participó en 1983 en el entonces Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la ONU en Ginebra, Suiza, fortaleciendo la función de esta instancia, enfocada al reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en el Planeta.

Y revisa el papel del Instituto Nacional Indigenista (INI), como responsable de conducir la política del Estado mexicano hacia los pueblos indígenas.

Para Franco, existe esa dominación cultural, esa discriminación racial, esa manipulación. Pero suena muy feo eso de incorporación, eso de asimilación. Se pone de moda entonces una nueva práctica, que es la integración social ¿Cómo la definen los científicos sociales? Casi me lo sé de memoria; lo dicen más o menos así: es el proceso para dar al indígena la igualdad de oportunidades económicas, sociales, políticas y culturales.

Sobre la educación apunta: ¿qué pasa con la educación que impartimos en las escuelas? En cuanto a la lengua, se enseña a hablar y escribir la gramática ¿Enseñamos a hablar castellano en la escuela? Sí ¿Enseñamos a hablar la lengua indígena? No. Primera cosa: no existe la educación bilingüe.

Franco Gabriel advierte: “nosotros tenemos una paciencia de siglos, pero esta vez nos sentimos un poco cansados de esperar. Y con o sin el Estado llevamos a cabo nuestra educación”.

Franco Gabriel Hernández, es uno de los intelectuales indios, que al igual que Jacinto Arias Pérez, Tzotzil; Jonatan López Rodríguez, Tzeltal; Gregorio Uribe, Purépecha; Bartolomé Alonso Camaal, Maya; Cessia Esther Chic, Maya; Luis Reyes García, Nahua; Maria Luisa Góngora Pacheco, Maya; Isabel Juárez Espinoza, Tzeltal; Víctor de la Cruz, Zapoteco, reivindicaron o reivindican el derechos de sus pueblos a la autodeterminación, recursos naturales del suelo y subsuelo, medio ambiente, territorios, autonomía.

En la misma línea estuvieron y se encuentran Irineo Rojas, físico Purépecha; Jesús Salinas Pedraza, antropólogo Nahñu; Ubaldo López García, historiador Mixteco; Juan Julián Caballero, lingüista Mixteco; Natalio Hernández, escritor Nahua; Genaro Bautista, periodista Mixteco; Margarito Ruiz Hernández, tojolabal del Frente Independiente de Pueblos Indígenas (FIPI); Marcelino Díaz, Nahua del Consejo Nahua de los Pueblos del Alto Balsas (CNPAB); Genaro Domínguez (Nahua) de la Coordinadora Nacional de Pueblos Indígena (CNPI).

En la II Cumbre Continental de Comunicación Indígena, Franco Gabriel, invitó a comunicadores, comunicadoras, a construir desde la palabra y las acciones una propuesta de autonomía para los pueblos indígenas: “estamos unidos el águila y el cóndor en esta tierra privilegiada…”, expresó.

El ex presidente de AIPIN, señaló que la comunicación es una nueva forma de lucha.

Franco estuvo en la capital peruana, para participar de la Jornada Internacional “Pueblos Indígenas y Derechos”, donde se reunió con la Coordinadora Nacional de Comunicación Indígena del Perú, evento organizado por Chirapaq.

Para Franco Gabriel la comunicación indígena no puede considerarse como tal solamente porque se realice en lengua indígena, o porque la produzcan indígenas, sino porque apunta a un interés mayor. “La comunicación indígena es una herramienta que se crea para servir a la reivindicación histórica y cultural de nuestros pueblos”.

Para los pueblos indígenas el identificarse como tales responde a una estrategia política. “Hemos asumido el término indígena como modo de resistencia, de lucha, unificador”, dice.

“Si lo que nos une como indígenas es nuestra situación de domino cultural, discriminación, invisibilidad política, y explotación económica, pues esa será nuestra bandera de lucha y en ese campo se enmarca la comunicación indígena”, indicó.

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