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Henry Fielding, el padre de la novela inglesa, cuya personalidad satírica lo hacía único, llegó a escribir que “con frecuencia se ha dicho que lo terrible no es la muerte, sino el morir”.
La frase del escritor inglés es lapidaria por su crudeza, pero no deja de ser real. Las cifras del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra) dicen que en México 873 adolescentes de tan sólo 10 a 19 años mueren al año a consecuencia de una lesión por accidente en motocicleta.
Felipe Carrillo Puerto agrega un par de números más a esta fatal estadística. El lunes dos personas pierden la vida en un terrible e ilógico accidente.
El alcohol, el gran enemigo
Se le hizo fácil. No midió las consecuencias de su imprudencia y por supuesto, su estado. Estaba ebrio, pero como muchos jóvenes, estaba envalentonado y creyó poder. No pudo.
Arrancó la motocicleta y en ella iba abordo su novia. Se abrazó fuerte a la cintura de él, ambos llevaban casco protector.
Él se sentía tan orgulloso de su moto, una Honda, color negro, tipo motocross, con placas de circulación VBF9L. Le fascinaba el ruido del escape: potente, agresivo, poderoso. Ella simplemente seguía los gustos de su novio.
Arrancaron y a cada segundo él aceleraba más y más. El alcohol en la sangre lo obnubiló. El viento golpeando el cuerpo, la adrenalina de la velocidad, la fuerza de los brazos de ella que lo sujetaban con más fuerza, la risa, la felicidad, el éxtasis.
Conducir su moto a toda velocidad sobre la avenida Constituyentes entre las calles 67 y 69 de la colonia Centro, en Felipe Carrillo Puerto lo hacía plenamente feliz.
Fue lo último que sintió.
El impacto lo mató al instante: Se estrelló de frente con un tráiler estacionado. De frente, así, sin más. Su rostro se despedazó en cuestión de segundos. La fractura craneoencefálica, en el tórax y de la pierna derecha lo mataron al instante. Cuestión de segundos.
Ella, abrazada a su torso. El impacto fue doble. Fracturas en el cráneo y lesiones internas en todo el cuerpo, fue tan rápido que no dio tiempo a los órganos explotar y causar la muerte instantánea, sino que los impactos fueron múltiples y rompieron todo por dentro. Los paramédicos de la Cruz Roja le brindaron los primeros auxilios y la trasladaron al Hospital General. Una hora más tarde perdió la vida.
Cifras más a la estadística
Felipe Carrillo Puerto aporta un par de cifras más a las terribles estadísticas de accidentes de motocicleta en México. Dos jóvenes, dos vidas. Dos cifras.
“Con frecuencia se ha dicho que lo terrible no es la muerte, sino el morir”, el cómo morir, cuánta razón tiene Henry Fielding.
