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Playa del Carmen, Quintana Roo.- Un grupo de taxistas bloquearon ayer la carretera a la altura de Mayacoba, cerca del sindicato de taxistas. Con el cierre de la autopista generaron un caos. El cierre de los taxistas hicieron que cientos de personas llegaran tarde al aeropuerto, que decenas de personas quedaran atrapadas, rehenes de los caprichos de un grupo de trabajadores, que no responde a la sociedad sino a sus intereses.
El Sindicato de Taxistas “´Lázaro Cárdenas del Río” cerró las arterias principales de Playa del Carmen, generando un caos, pues de esta manera demostraban que el gremio de taxistas desaprueban la Nueva Ley de Movilidad de Transporte aprobada por unanimidad el mismo día de ayer por el Congreso del Estado.
La Nueva Ley de Movilidad permite la entrada de las plataformas digitales para que puedan ofrecer el servicio de transporte.
A través de las redes sociales, los líderes del Sindicato Lázaro Cárdenas convocaron a cerrar la autopista, pues según ellos, sería una medida de presión y “mostrarían el músculo” ante la “estocada al gremio taxista”. Los líderes del sindicato han dicho una y otra vez que la Nueva Ley de Movilidad lesionan “sus bolsillos con la luz verde a la entrada de las plataformas digitales”.
El mensaje por WhatsApp corrió como pólvora. En él se decía que el secretario general del sindicato “Lázaro Cárdenas del Río” estaría en el lugar. El primer mensaje salió de las oficinas del sindicato a las 20:10 pm. Treinta y cinco minutos después ya habían colocado varias unidades sobre la carretera federal bloqueando ambas vías.
A las 21:00 horas, ya era un caos. Un estacionamiento se había formado en ambos sentidos de la carretera. El sindicato de taxistas lo había conseguido.
Hasta ahora no hay cifras de las pérdidas económicas que causo el cierre de la carretera. Pero hoteleros, empresarios, turistas y locales estaban furiosos con el cierre de la autopista. Y no hubo forma de que las autoridades actuaran. El sindicato mostró el músculo y estar por encima de la ley.
La familia Reynolds
Desesperados, angustiados, con cuatro boletos que tenían como destino la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos. La hora de abordaje era las 21:15. La familia Reynolds había salido a tiempo de su hotel el Hard Rock que se encuentra en la carretera que va de Playa del Carmen a Tulum. Con dos horas de anticipación abordaron el taxi, un servicio que les cobró 150 dólares. No llegaron a tiempo, estuvieron varados en el tráfico por más de dos horas.
Algunas líneas del Aeropuerto Internacional de Cancún retrasaron sus vuelos por 40 minutos, una hora y hora y media. Aún así la familia Reynolds no pudo llegar a tiempo. ¿Quién iba a hacerse cargo de los Reynolds? Nadie. Ni el aereopuerto, ni la aerolínea, ni el sindicato de taxistas. Como los Reynolds había varios turistas en la misma situación. “No es justo que nos pase esto. Tuvimos días hermosos, es un lugar maravilloso y de repente todo se transforma en un caos. No es justo”, dijo Jonathan Reynolds quien tendrá que comprar otros boletos, para el día siguiente, pagar hospedaje en un hotel, transporte, y una serie de gastos que no tenía previstos ni planeados.
Anna Viodezcho
Anna es una residente de Playa del Carmen, de nacionalidad rusa que pidió su residencia en nuestro país y que actualmente tramita sus papeles para ser mexicana. Ha sido una ciudadana ejemplar. Tiene una hija a la cual va a recoger a la guardería, lugar que cierra a las 21:00 horas. Anna fue víctima del cierre de la autopista por parte del sindicato de taxistas. Su auto se quedo atrapado y ahí estuvo por más de dos horas. Legó por su hija a las 23:00 horas.
Estrés y mal humor
Caras largas, dolores de cabeza, gente molesta, era lo que se podía ver entre los choferes de los automóviles. Un mal humor generalizado. No había solución. El sindicato no cedía y las autoridades municipales no intercedieron como marca la ley. Los ciudadanos al fin y al cabo, son rehenes de los sindicatos y sus berrinches, pero también de la ineficiencia de las autoridades.
