¿Por qué la necedad?

Por Eduardo Macías Garrido

Cuando reapareció en las famosas mañaneras el Presidente López Obrador, muchos pensamos que lo haría con el cubrebocas, máxime que ya sabe lo que es padecer el Covid-19.

Pero no, además de que a pregunta expresa de un asistente a la mañanera, dijo que no lo utilizaría, ya que los doctores le dijeron que ya no contagia.

Creo que el primer mandatario no se ha percatado que el uso del cubrebocas se ha convertido en un acto de responsabilidad social, que permite protegernos y proteger a quienes nos rodean ante el riesgo de contagio. Se ha dicho hasta el cansancio que la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda el uso de este como parte de las medidas de protección ante la pandemia.

No le ha explicado el doctor Gatell, que al utilizar el cubrebocas se reduce la emisión de partículas que se expulsan al respirar, toser, estornudar o hablar, lo que en cierta medida evita que las personas infectadas transmitan la enfermedad.

Señor Presidente usted debe dar el ejemplo, el uso del cubrebocas no es un asunto político, sino de salud pública. Es una responsabilidad personal.

El uso masivo del cubrebocas permitiría que la pandemia de Covid-19 estuviera bajo control en 6 u 8 semanas, de acuerdo con el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, Robert Redfield. Así de importante es este utensilio que el Presidente mexicano desdeña de manera irracional e inexplicable.

Es más, es un gran acto de irresponsabilidad el no tomar medidas adecuadas, ya que existen casos confirmados de reinfección. Es decir, se han registrado casos de personas que, recuperadas de COVID-19, han vuelto a dar positivo. Aunque la ciencia solo tiene hipótesis hoy en día sobre las reinfecciones, algo es seguro, todos, incluso los recuperados, debemos mantener las medidas de seguridad para evitar contraer el virus.

Esto significa que podría haber un porcentaje de personas que después de infectarse no desarrollan inmunidad, o si la desarrollan, dura mucho menos que el promedio.

Por otra parte, la explicación de López Obrador para no usar el cubrebocas es que en México no hay autoritarismo. “Está prohibido prohibir, todo es voluntario, lo más importante es la libertad”, comentó. Con esto se promueve comportamientos insolidarios y peligrosos.

Sí, la libertad de uno termina donde empieza la de los demás. Del mismo modo, los derechos de una persona terminan donde empiezan los de la otra y viceversa.

Lo que sugiere López Obrador no es libertad, es libertinaje, ya que es un comportamiento que se traduce en el abuso de la libertad que tiene como consecuencia la invasión de la libertad de otras personas.

Esta actitud de abuso de la libertad se da porque el individuo no asume las consecuencias de sus propios actos. El libertino es el sujeto que transgrede las barreras sociales sin control ni obstáculos.

Así que señor Presidente a cuidarse y a cuidar a los demás. Sé que no se va a poner el cubrebocas, lo asumo. Entonces lo que sería bueno es que le explicara a la gente que usted no lo quiere usar y punto, pero que sí es indispensable que se utilice en la población para contener la pandemia. Seguro que el pueblo bueno lo entenderá.

Y la verdad, sigo sin comprender ¿por qué la necedad?

 

eduardomacg@icloud.com

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