Chihuahua.- Tras el asesinado de Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, dos integrantes de la comunidad jesuita en la comunidad de Cerocahui, en la sierra Tarahumara de Chihuahua, fuentes extraoficiales aseguran que detrás de este hecho delictivo que ha conmocionado a la comunidad religiosa se encuentra el líder criminal José Noriel Portillo Gil, “El Chueco”, quien se habría llevado los cuerpos de los dos sacerdotes de la escena del crimen.
Los dos sacerdotes fueron asesinados al interior del templo tras intentar proteger a una persona que era perseguida por ”El Chueco” y sus sicarios, y que también fue asesinado.
Fuentes de la Fiscalía del Estado confirmaron el hecho registrado la tarde del lunes en la comunidad de Cerocahui.
“Todo parece indicar que ”El Chueco” andaba bien loco, persiguió a los sacerdotes adentro de la misma iglesia y los agredió hasta quitarles la vida”, aseguró personal de la Fiscalía, quien pidió omitir su nombre.
De acuerdo con el medio El Diario, “El Chueco” es buscado por múltiples delitos cometidos desde la región turística de Creel hasta Sinaloa.
La iglesia donde fueron asesinados los sacerdotes jesuitas se encuentra ubicada en la Barrancas del Cobre de la Sierra Chihuahuense, zona que ha sido azotada por los altos índices de violencia debido a la presencia del crimen organizado.
Incluso el presidente López Obrador reconoció en la mañanera que varios municipios de la sierra de Chihuahua padecen “bastante presencia de la delincuencia organizada”.
Según expertos, la sierra de Chihuahua es una importante ruta de trasiego de drogas hacia Estados Unidos por lo que es violentamente disputada por cárteles del narcotráfico.
¿Quién es “El Chueco”?
Noriel Portillo Gil encabeza un grupo armado que está al servicio de ”Los Salazar”, integrantes del brazo armado del cártel de Sinaloa conocido como ”Gente Nueva”, que tiene presencia en el sur de la entidad.
De acuerdo con autoridades del Estado la zona de operaciones de “El Chueco” abarca las localidades de Ciénega de Trejo, Mesa de Arturo, Bahuichivo, Cerocahui y San Rafael, entre otras. Ha formado alianzas con otros jefes criminales en Guazapares y Chínipas.
”El Chueco” fue señalado por la Fiscalía General del Estado como el responsable de ordenar el ataque a la comandancia de la corporación estatal en Urique el 6 de septiembre de 2017, en el que resultaron lesionados dos agentes de la policía ministerial.
Noriel Portillo es señalado de a ver asesinado en 2018, al maestros estadounidense, Patrick Braxton, en Urique crimen que sigue impune.
También es acusado de haber ordenado la privación de la libertad y asesinato del activista Cruz Soto Caraveo, integrante del Colectivo de Familias Desplazadas Forzadamente de la Sierra Tarahumara.
Soto Caraveo fue encontrado muerto en octubre de 2019 en la comunidad de Los Llanos, municipio de Guazapares.
Un informe del Congreso de Estados Unidos sobre el crimen organizado en México, señaló al cártel de Sinaloa y al cártel de Juárez como los principales generadores de violencia en Chihuahua, aunque también indicó que hay presencia del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De acuerdo con el Programa de Política de Drogas (PPD) del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en Chihuahua operan al menos 12 grupos criminales, entre ellos el cartel Gente Nueva, presuntamente liderado por “El Chueco.
Tras el crimen de los jesuitas, este líder criminal es buscado por las autoridades.
Así mismo, la comunidad religiosa ha lamentado este hecho doloroso. Entre los que se han expresado está el padre Pato Avila, desde Creel, quién al enterarse del asesinato de sus 2 hermanos jesuitas en la misión de Cerocahui, Sierra Tarahumara, a manos de narcotraficantes compartió un triste mensaje. Que descansen en paz Javier Campos, Joaquin Mora y el 3er asesinado ?Abrazos a la comunidad jesuita.
Compartió: “Ya no puedo callar y necesito compartirles mi dolor. Estaba yo saliendo de Creel hacia Chihuahua, a medio día, cuando me llamaron de Cerocahui para decirme que “El Chueco”, cabeza de delincuentes, acababa de matar a Javier Campos y a Joaquin Mora, ambos hermanos míos jesuitas. Lo tuve que callar porque había amenazas sobre la Comunidad si acaso hablaban. La noticia ya corrió y empiezan los operativos para buscar al homicida quien, además, se llevó los cuerpos y no sabemos cuándo los regresarán. Son muchos los detalles, pero no es el momento más que para compartirles mi dolor, mi rabia, y también mi fe en el Dios de la vida que nos sigue llamando a dar la vida por los demás y a no detener nunca el paso, porque nos queda mucho por andar. Les quiero, en serio…”