Por Pedro Canché
Es un drama. Cada uno de sus historias revuelve el estómago y viene la impotencia ante las circunstancias que vulneraron su inocencia, su niñez. De cómo fueron asesinados su candidez y quedaron como cáscaras de nuez en una sociedad indiferente que crea y destruye familias.
El caso de los 4 niños del DIF en Cancún y los 3 jovencitos del DIF Chetumal que abandonaron las instalaciones (2 ya fueron ubicados y regresados y ya hay pistas de los otros) es un caso que debe hacer reflexionar seriamente a la sociedad quintanarroense. Son niños que vienen de padres o familiares abusadores, padres muertos o familias disfuncionales. Hay que asumir todos las responsabilidades…
Primero, el Sistema DIF y su albergue no es una cárcel ni mucho menos. Son lugares donde se le brinda los tres alimentos y un techo y cama para dormir. De ahí que para esos adolescentes de 13 a 17 años con esa energía vital que tienen se les haya hecho fácil saltar la reja e “irse de pata”. Si a los hijos en varios hogares es complicado darles atención en esa edad del despertar del hombre o mujer (la pubertad) imaginemos acá el escenario donde no hay figuras paternas o maternas y son los olvidados en el tema de las adopciones. El 99 por ciento de quienes adoptan prefieren recién nacidos (oro molido les dicen) o niños menores a 6 años.
En el sistema DIF la ley dice que al cumplir 18 años no los pueden tener en sus instalaciones. Pero no se van con las manos vacías. Con las herramientas y el apoyo psicológico vital pueden impulsarlos a la superación.
No existe una sociedad que los esté esperando con los brazos abiertos luego de cumplir los 18 años, así como no los hay desde ahora que están en los albergues. Entonces el sistema DIF se convierte en su herramienta para construir una esperanza como ciudadanos de bien.
Hay un Centro Educativo Tutelar de Menores (mini cárceles por decirlo así) y el Centro de Readaptación Social (CERESO) pero obvio es para chicos delincuentes.
Por eso preguntamos, ¿a dónde irán los niños? ¿A fusionarse y ser productivos en esa sociedad que lucha por superarse, producirse, a esa clase aspiracionista que necesita el país o a las garras del crimen organizado que les tiene su reserva de soldaditos desechables?
Cobra sentido si leemos la letra de la canción de Miguel Mateos:
“Soy un chico de la calle, Camino en la ciudad con mi guitarra sin molestar a nadie voy cortando cadenas estoy creciendo contra la miseria y alguna que otra pena pero pierdo el control llego a casa y escucho su voz siempre la misma canción.
Nene, nene-ne que vas a ser cuando seas grande nene, nene-ne que vas a ser cuando seas grande, estrella de rock and roll, presidente de la nación, nene, nene-ne que vas a ser cuando alguien aprete el botón.
Estoy casi condenado a tener éxito para no ser un perro fracasado, Así, así, así, así yo fui enseñado generaciones tras generaciones marchan a mi lado solo quiero jugar soy el sueño de mamá y papá yo, no les puedo fallar nene, nene-ne que vas a ser cuando seas grande, nene, nene-ne que vas a ser, cuando seas grande, estrella de rock and roll, presidente de la nación, nene, nene-ne que vas a ser, cuando alguien aprete el botón, nene, nene-ne que vas a ser, cuando seas grande (Cuando seas grande), nene, nene-ne que vas a ser cuando seas grande, (Cuando seas grande) nene, nene-ne que vas a ser, cuando seas grande, (Cuando seas grande) nene, nene-ne que vas a ser cuando seas grande”.
Estos niños albergados del DIF, la diferencia, es no tienen el sueño de papá y mamá… démosle el nuestro ?.