Ciudad de México.- El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que su gobierno ha presentado complicaciones para construir el Tramo 5 del Tren Maya, derivado a que en algunos tramos han protestado organizaciones y ambientalistas que expresan su preocupación por los daños ambientales a la selva.
En su conferencia matutina, el presidente tachó de “pseudoambientalistas” a aquellas personas que se manifestaron en contra de este proyecto federal, ya que agregó que esta actitud no la tomaron cuando empresas como Xcaret “destruían el medio ambiente” para construir hoteles y ríos subterráneos”.
Además, el mandatario federal recordó que diversos actores y empresarios como Claudio X. González han participado en dichos actos de protesta, para causar retrasos en las obras del Tren Maya.
“El tramo 5 nos ha costado mucho trabajo. Es un tramo relativamente corto, y sin embargo, se han cuidado cenotes, cuevas, ríos subterráneos, y hemos tenido muchas protestas de pseudoambientalistas, y hasta de artistas famosos, lo que no hicieron cuando destruyeron toda la Riviera Maya, para construir hoteles y ríos subterráneos, como Xcaret, Xel-Ha”, añadió.
El presidente además puso sobre todo de ejemplo el caso de Xel-Ha, para ilustrar el daño ecológico que causaron muchas empresas en Quintana Roo sin contar con la oposición y las protestas de grupos ambientalistas.
“Cuando empezaba Cancún estaba despoblado prácticamente. Entonces, al mismo tiempo, se decretó una zona de reserva cultural, turística en Xel-Ha, bellísima la zona, propiedad pública, se creó hasta un fideicomiso, y pasa el tiempo, con el periodo neoliberal, y desaparece el fideicomiso, venden todo, o se compran ellos mismos los terrenos, y entonces no había ambientalistas. Fue el tiempo que entregaron Calica, de esta empresa estadounidense que llevaba grava a Estados Unidos, y entonces no había ambientalistas”, agregó.
Finalmente, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que durante las obras del tramo 5 se ha procurado cuidar el medio ambiente, al modificar los planes en su construcción.
“Para que tengan una idea, de Cancún a Tulum son alrededor de 120 kilómetros, y para no afectar 80 kilómetros son viaductos. Es una inversión de dos, tres veces más que lo que costaría hacer el tren en puso, a ras de tierra, y sin embargo, para cuidar la selva, se cuidó el tramo. Además, tuvimos que enfrentar muchísimos amparos”, concluyó.