Pésimo inicio tuvo Blanca Merari Tziú Muñoz, alcaldesa electa de Puerto Morelos, quien el domingo por la tarde acudió a recoger su constancia de mayoría a bordo de una lujosa camioneta Range Rover con valor de por lo menos tres millones de pesos en sus versiones más baratas.
Es un exceso, sobre todo porque su difunto marido Ignacio Sánchez Cordero, de quien heredó su capital político, siempre fue humilde y no le gustaba moverse en vehículos ostentosos. Siempre se le vio a bordo de un Platina.
Blanca Merari ya contaba con una camioneta blindada a su servicio, la que usó durante toda la campaña y que se le proporcionó como parte del equipamiento de seguridad que ordenaron las autoridades tras el asesinato de Nacho.
Sin embargo, rápidamente se dejó llevar por el canto de las sirenas y se trepó a la mencionada Range Rover con placas de la ciudad de México, que es propiedad nada más y nada menos que del borgista número uno y diligenciero carcelario del ex gobernador Roberto Borge, Fabián Vallado.
¿A cambio de qué Blanca Merari recibe semejante favor de semejante personaje, protagonista del mayor escándalo de corrupción en la historia de Quintana Roo?
¿Qué acuerdos habrán pactado ambos como para que una alcaldesa de la 4T se suba a una lujosa camioneta a la que ni el propio AMLO se subiría?
Ojalá Blanca se de cuenta a tiempo del problema en el que se está metiendo antes de arrancar su administración.
Se está metiendo en camisa de once varas que seguramente el padre de sus hijas le reprobaría.
