Por Pedro Canché
Los más de 84 mil votos que obtuvo Anahí González en el Sur de Quintana Roo y el apoyo tumultuoso del Chetumaleño ex nativista nos enseñan en política que Chetumal es una mujer despechada que votaría por cualquier fuereño por venganza por no tener las expectativas cumplidas.
Y sus expectativas no son precisamente las del emprendedor que crea puestos de trabajo, inventa o innova. De serlo así la zona industrial tendría lleno total en peticiones para desarrollar alguna industria.
Las cooperativas y empresas estarían buscando el mecanismo para aprovechar el Canal de Zaragoza en ampliación por gestiones de Carlos Joaquín luego de más de 100 años de su apertura.
Algunos ejemplos que muestran que los Chetumaleños lo suyo no es la industria y el emprendurismo sino la cómoda burocracia. Y de ahí ya no se sobrevive en un mundo de pandemias y de boyantes campos tecnológicos.
Si quieren cambiar su futuro económico ya no está en vender las chácharas de una Zona Libre que se esfumó y cuyo anuncio de AMLO de traerlo de nuevo en 2021 solo fue otra de las burlas del gobierno federal.
El futuro lo deben decidir con poner un gobernador que los conozca y los saque de ese pozo cómodo burocrático y generar riquezas.
Pero quieren ahorrarse la fatiga y dejar eso en manos de otras generaciones. Es más cómodo ser como la mujer despechada y votar por capricho aunque tengan un recinto industrial renovado y una salida de esa bahía al Mar Caribe.
Algunas mentes brillantes deben quedar para consolidar el rumbo.