Por Pedro Canché
De Quintana Roo han hecho lo que han querido. Es una tierra donde dominan los ambiciones, los cómplices del poder y los títeres gobernando y gobernados desde el centro del país como cuando era territorio y todo era centralizado. Lo mismo pero disfrazado.
Concesiones de taxis, licores y patentes para la casta divina en el poder y sus cómplices, tierras, playas, degradación al medio ambiente, leyes laxas ambientales al servicio del español y otros extranjeros. Calica por ejemplo.
Deudas públicas endosadas al pueblo, deudas que se reflejan en lujosos departamentos en Dubai y Miami.
Y han pagado los mayas, los dueños de esta tierra, los amos y señores que continúan siendo los más pobres de los pobres y el ambiente crispa a circunstancias de 1847.
Moche al territorio por Campeche y Yucatán con la anuencia del poder centralista.
Siembra de gente del norte en Bonfil y el Sur de Chetumal, pasando en Pino Suárez. Dándoles la mejor de las tierras y dejando al maya en el kankab y la laja.
Playas dominadas hasta por centímetros y prohibidas a los mayas. Un apartheid criminal en nuestra propia tierra.
Gobernantes voraces como Mario Villanueva, Roberto Borge, Joaquín Hendricks y Félix González que aún quieren medrar y se incrustan en el nuevo gobierno morenista que se llenó de pirruris verdes y asesores caciques y depredadores.
Violencia desatada por el arribo de gente extraña, que se multiplicará con el tren mal llamado “maya”, el tren de la explosión demográfica.
En fin, Quintana Roo ha soñado con 48 años de pesadillas…
