“Bacalar se encuentra en un momento crucial: puede convertirse en un modelo de ecocidio, de desastre ambiental, o en un ejemplo de recuperación ecológica” sentenció la Bióloga Shanty Acosta Sinencio durante su ponencia en la Rueda de Prensa “Alerta Bacalar”, que se llevó a cabo en la Casa del Escritor este viernes 12 de enero.
Señaló que en el mundo en general y en Bacalar en particular, falta mucha vinculación con la naturaleza tanto del turismo como de los habitantes locales, “no nos reconocemos como seres naturales, tenemos que entender que somos parte de un ecosistema que tenemos el privilegio de compartir con millones de formas de vida diferentes.” No obstante, es fundamental que despierte esta conciencia ambiental y se tomen medidas urgentes para limpiar y proteger el agua de la Laguna de Bacalar, la segunda más grande de México, y parte de la mayor fuente de agua dulce del país.
En la Península de Yucatán está la reserva de agua dulce más importante de México, y en el estado de Quintana Roo se concentra el mayor volumen de esa agua, más de 240 millones de litros “anteriormente la reserva más importante era la de Chiapas, pero ahora la mayoría de esa agua ya está contaminada y concesionada a trasnacionales como Coca Cola” explica la bióloga.
También expuso que en Bacalar existen diferentes ecosistemas que forman parte de un complejo sistema hidrológico: el Corredor Transversal Costero. La Laguna de Bacalar está conectada con otras lagunas, que desembocan en la Bahía de Chetumal, que a su vez se conecta con el Mar Caribe, por lo que la vida de miles de especies animales y vegetales de toda la región depende del agua de la laguna, la cual también provee importantes servicios ecológicos como la captación de carbono, producción de oxígeno, regulación del clima y producción de alimentos, además de su impresionante belleza escénica que atrae a visitantes de todo el mundo.
Desgraciadamente, aunque aún no es tan evidente a simple vista, hoy en día el agua de la laguna ya presenta signos de contaminación. Estudios realizados por investigadores de la UNAM, ECOSUR, UQROO y COBACH coinciden en que hay cambios en la calidad del agua, como un exceso de nutrientes como fosfatos y nitratos provenientes sobre todo de los agroquímicos, que está causando la proliferación de algas diatomeas, lo cual está disminuyendo los niveles de oxígeno en el agua, aumentando el dióxido de carbono y causando que el precioso azul de la laguna se vuelva verde.
Acosta Sinencio resumió en cuatro los principales factores que están afectando la salud del agua en Bacalar: la falta de un plan de manejo de residuos sólidos (basura), el crecimiento urbano y turístico descontrolado, la falta de drenaje y de manejo de aguas residuales y la agricultura industrial. Detalló que es urgente desarrollar programas de manejo de residuos sólidos para evitar que la gente siga quemando basura, y erradicar los tiraderos clandestinos a las afueras del pueblo, ya que muchos de ellos incluso están ubicados cerca de los pozos de los que se abastece el agua de las comunidades. Y desde luego, concientizar a la población y al turismo sobre la importancia de hacerse responsables de sus residuos: reducir, reciclar, no tirar basura en las calles y orilla de la laguna, separar los residuos orgánicos e inorgánicos, etcétera.
En relación con el manejo de aguas residuales, comentó que en un estudio realizado por un comité de vigilancia y la organización Agua Clara, asesorados por la universidad de Milwaukee y ECOSUR,sobre los niveles de bacteria E. coli en el agua de diferentes partes de la laguna, como el balneario ecológico, entre los meses de abril y octubre, se observó un gran incremento en la temporada de lluvias de las colonias de esta bacteria, que funciona como un indicador de contaminación por heces fecales. Este resultado puede ser reflejo de que la capacidad del cárcamo de la cabecera municipal de Bacalar se desborda con las lluvias y el agua contaminada llega hasta la laguna, además de la filtración de materia fecal a los mantos subterráneos causada por las fosas utilizadas aún en cientos de hogares y negocios que no están conectados a la red de drenaje.
La deforestación es otro problema que urge atender: del 2014 al 2017, el estado de Quintana Roo fue el primer lugar en deforestación a nivel nacional. Este problema va de la mano con el cambio de uso de suelo, y la siembra de cientos de hectáreas para monocultivos transgénicos, que utilizan un paquete de agroquímicos que se están filtrando a las zonas de recarga de agua que van a parar directamente a la laguna y que son los que están ocasionando el exceso de nutrientes en el agua.
Hizo hincapié en la necesidad de buscar mecanismos legales de protección para el cuerpo de agua y la zona continental. “Este sistema no cuenta con ningún mecanismo de protección, no hay nada que proteja a la Laguna de Bacalar y sus alrededores.” Comentó que se está desarrollando un Programa de Ordenamiento Ecológico Local, pero que éste sólo contempla la parte continental, no el cuerpo de agua. Mencionó que existe una iniciativa ciudadana de la Ley Estatal de Aguas, propuesta por la coordinadora nacional de Agua para todos, que si bien puede ser un mecanismo viable, necesita adecuarse para que contemple específicamente las necesidades de los sistemas kársticos y del corredor transversal costero. Algo muy positivo de esta iniciativa es que el resguardo de las aguas quedaría a cargo del pueblo, con lo que se busca evitar el problema de la privatización del agua que se está observando en el norte del estado de Quintana Roo.
Concluyó explicando que urge que se haga un estudio real de la capacidad de carga que tiene el ecosistema de Bacalar y se diseñen políticas estrictas al respecto que regulen el desarrollo urbano y turístico. “No podemos darnos el lujo, como ya se lo dieron Cancún, Tulum, Playa del Carmen, de utilizar técnicas “eco-chic” que no han servido para amortiguar el impacto del turismo. Ya vemos todos los problemas que tienen; el límite de vida de esos sistemas ya es muy poco, y la calidad de vida que ofrecen no es para el pueblo, mucho menos para el pueblo maya. Son lugares para que los turistas vengan un par de días a pagar cantidades exorbitantes para poder estar en la playa. El pueblo ha sido totalmente desplazado, nunca se pensó en la comunidad.”
Expresó que es urgente tomar acciones para cambiar esa tendencia de los lugares turísticos del caribe y que se está empezando a observar en la Laguna de los Siete Colores. Todavía se está a tiempo de evitar que esa historia de desastre y ecocidio se repita en Bacalar. “Aún podemos llegar a ser un modelo nuevo de desarrollo sustentable que involucre a toda la comunidad y que nos provea de una vida digna para todos.”
